viernes, 4 de diciembre de 2009

declaracion universal de los derechos humanos

Los 30 artículos de la Declaración

Derechos humanos - imagen de contexto

Adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948.
Preámbulo

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana,

Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias,

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión,

Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones,

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,

Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y

Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso,



La Asamblea General



Proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.
Artículo 1

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2

Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
Artículo 3

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 4

Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.
Artículo 5

Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Artículo 6

Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 7

Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8

Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.
Artículo 9

Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
Artículo 10

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
Artículo 11

1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
2.Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.
Artículo 12

Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Artículo 13

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.
Artículo 14

1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 15

1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.
Artículo 16

1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
Artículo 17

1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
Artículo 18

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Artículo 19

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Artículo 20

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
Artículo 21

1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
Artículo 22

Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 23

1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.
Artículo 24

Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
Artículo 25

1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
Artículo 26

1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Artículo 27

1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
Artículo 28

Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
Artículo 29

1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
3. Estos derechos y libertades no podrán en ningún caso ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 30

Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.

notas sobre las guerras de d.Berenguel de Landoria

1. NOTAS SOBRES LAS GUERRAS DE D.BERENGUEL 1.-El castillo de Solomedio de los condes de Rhodez, pertenece a la diócesis de Tolosa. Fr. Berenguel debió venir al mundo por los años 1270. El Papa Juan XXII, (Jacobo Ossa), también natural de Francia, que acababa de sentarse en la Silla de S. Pedro, le envió las Bulas hallándose en aquella nación y recibiéndolas el electo precisamente, en el día 25 de Julio, festividad del Apóstol Santiago. 2.-Este Concilio comenzó el día 16 de Octubre de 1311 y fue, como se sabe, dirigido contra la Orden de los Templarios. 3.-Del año de 1312, según los cronistas dominicos. 4.-S. Mateo cap. V vers. 15. 5.-No obstante lo afirmado aquí por el anónimo panegirista de la Orden dominica y de su general Fr. Berenguel XIII, parece, según los historiadores, que ocurrió en estos tiempos uno de los sucesos más graves que registra la historia de los crímenes de sacrilegio en las congregaciones católicas. En 1313, un año después de ser elegido General el hijo de los condes de Rhodez y a 24 de Agosto, día de San Bartolomé (que tantas veces se cita en este Códice), expiraba en Francia el emperador Enrique de Luxemburgo. La causa de su muerte asegurose fuera el veneno <> Blondo, en sus Décadas asegura que este fraile fue solicitado y pagado por los florentinos con quienes sostenía guerras el desdichado monarca. La orden dominica fue perseguida con este motivo en Alemania, Italia y Francia. Fr. Berenguel XIII hubo de refugiarse en Roma: pero hombre de gran espíritu, noble de condición y poderoso, avezado en los combates del alma y del cuerpo, culpable o inocente, salió luego, en efecto, a defender y reorganizar a sus hermanos proscritos recorriendo en breve las ciudades de Metz, Londres, Bolonia, Montpeller y otras hasta llegar a Pamplona, celebrando cinco capítulos generales, y logrando (como dice el autor de este Códice) dejar a su orden << rehabilitada y con mayor fuerza robustecida >>. Sus trabajos (que duraron desde 1313 a 1316 e influyeron, sin duda, en la elección del Papa Juan XXII, natural de Francia) le acreditaron de hábil y osado diplomático cerca de la curia romana. 6.-Es de suponer que fue solamente con carácter de agregado o secretario (como francés) a la Nunciatura del Arzobispo de Ostia, y que por sus buenos oficios mereció la distinguida Mitra de Compostela. 7.-Después del 29 de Junio de 1318. Permaneció pues en la corte Pontificia Fr. Berenguel, cerca de tres meses. La consagración de estos Arzobispos de Santiago era entonces privativa del Papa. (Bula de Urbano II en 1095) 8.-También Fr. Berenguel traía una especial comisión diplomática de Su Santidad cerca de este soberano. Fray Hernando del Castillo, historiador de la Orden de Santo Domingo explica brevemente la llegada a Castilla del nuevo Arzobispo de Santiago como Legado del Papa, encargado muy especialmente , entre otras cosas, de arreglar, (con ingerencia de la curia romana y de la corte de Francia) las diferencias que existían sobre derechos a la corona entre Alonso XI, que estaba en la cuna, y el infante de la Cerda. <> (Hernando del Castillo: Historia de la Orden de Predicadores; tomo II, cap. XXXIV, pag. 54.) 9.-Alfonso XI, hijo y heredero de Fernando IV llamado El Emplazado, tenía a la sazón siete años y veintiún días. 10.-Apresuradamente: quizá la reina tutora Doña María hubo de responder a las pretensiones del Legado Pontificio sobre los derechos o compensaciones otorgadas en los tratados al infante de la Cerda, cuan necesario era contar con la voluntad de los infantes D. Juan y D. Pedro, igualmente tutores del niño rey, y con las Cortes del reino que se habían convocado en Medina del Campo. 11.-Habían reunido, cada uno por sus dominios, las Cortes generales del reino y la grandeza; sin duda entre otras cosas, para consultarles sobre el cassus beli de las pretensiones del Papa Juan XXII, las nuevas concesiones hechas por éste, y la próxima guerra de Granada. El P. Juan de Mariana en su Hist. Tom. III, libro XV, capítulo XVI pone estas Cortes, erradamente en el año siguiente de 1319, y dice de este modo: << En estas Cortes Don Fr. Berenguel, poco antes instituído en arzobispo de Santiago por el Pontífice Juan, por comisión suya y en su nombre propuso el negocio de D. Alonso de la Cerda, y amenazó que procedería con censuras y todo rigor sino obedecían a demanda tan justa,...los grandes daban sus escusas; decían estar juramentados, y que, conforme al pleito homenaje que hicieran, consentir en cosa que fuese en daño y disminución del Patrimonio Real, entre tanto que el rey no tuviese edad competente.>> 12.-No pudo ser recibido en las Cortes con tanto honor y reverencia este Legado, (puesto que hubo de aposentarse en el entonces humildísimo convento de San Francisco de aquella villa y no en los aposentos de los infantes) ni la enfermedad sería otra cosa que una de esas argucias tan comunes siempre a los hombres diplomáticos y de gobierno, cuando sus asuntos no van como fuera de esperar. En efecto, Fr. Hernando del Castillo, antes citado, dice en su autorizada << Historia de la Orden de Predicadores >> (tomo II, cap. XXXIV, pág. 54) que << los gobernadores procedieron de tal modo, (en esta cuestión diplomática) que el arzobispo se tuvo por contento de la respuesta y escribió al Papa Juan XXII las razones que estos reinos tenían para defender el Patrimonio real y conservarle en el estado que el rey antecesor D. Fernando IV lo había dejado, y ahora lo poseía su hijo D. Alonso, menor de edad.>> Después de tantas censuras y rigores había fracasado la política francesa y Pontificia en nuestras Cortes: pero recibiendo Fr. Berenguel, al mismo tiempo de su desaire, las graves noticias de que su ciudad de Compostela, DONADA POR EL PAPA, se negaba a recibirle como a señor, se comprende la enfermedad de Fr. Berenguel, la cual no le impidió, no obstante, de salir inmediatamente para Toro y Zamora, deseoso de posesionarse de su señorío en donde manos atrevidas habían levantado la bandera de rebelión. La parte principal que tuvo en ésta el infante don Felipe, nos hace sospechar que entraba en los planes de la Corte castellana esta rebelión de los pobres súbditos contra el señor natural, la cual, después de una larga serie de TRAICIONES REALES,costó la vida al Churruchao y a los parlamentarios y procuradores del Concejo de M. N. y L. ciudad de Compostela. 13.- Parece que hasta fines de Octubre de 1318. 14.-Algunos historiadores, y entre ellos el P. Mariana dicen que, en las Cortes de Carrión se había acordado por los tutores de Alonso XI acudir al nuevo Pontífice en suplicación de que concediese las décimas de las rentas eclesiásticas para proseguir con su producto la guerra contra los moros de Granada. Nosostros tenemos a la vista copia de un monitorio de los arzobispos de Toledo, Sevilla y Santiago (Este último D. Rodrigo II de Padrón ) donde se inserta una bula del Papa Clemente V, para que ni el rey D. Alonso, ni los caballeros y personas de su reino, no pudiesen ni llevasen las tercias de Castilla que se habían concedido a dicho rey por un trienio. (Datum apud Castrum novum Auinion, diocesis, quarto nonas Nouembris pontificatus nri. Anno octavo.- Archivo general de Simancas en el Real Patronato: Bulas sueltas, legajo 4 núm. 27). La anulación de esta Bula y Monitorio, fue lo que, según parece, habían pedido a la Corte de Roma los tutores del rey: y su Santidad Juan XXII que deseaba tantas compensaciones a cambio de este solo beneficio que redundaba en bien de la cristiandad, envió por su Legado Fr. Berenguel una Bula, no sólo restableciendo las dichas tércias sinó otorgando indulgencia y la Cruzada a todos los que a sus expensas tomasen las armas para aquella guerra santa. Esta Bula fue publicada con gran pompa en las Cortes de Medina del Campo por Fr. Berenguel, así como las dispensaciones para los matrimonios ilícitos de los infantes y sus hijos. 15.-La cuestión de temporalidad que durante largos siglos vino debatiéndose entre los ciudadanos y los arzobispos de Compostela, muy a menudo por medio de sangrientas y prolongadas guerras (como la que se refiere en el presente Códice) o gastando en ruinosísimos litigios y donativos a los reyes toda la fortuna de los pueblos, (única manera como poco a poco se fue consiguiendo cierta autonomía municipal) se hallaba en 1317, a la llegada de Fr. Berenguel, en el siguiente estado: El anterior arzobispo Rodrigo II de Padrón (1306-1316) asistía con sus gentes al cerco de Algeciras (1309) cuando los compostelanos, con fuerza de armas se apoderaron del señorío y sus justicias, enviando también a Julián Martínez y otros procuradores del concejo a exponer su derecho ante el rey Fernando IV. Dejando, ahora, los desastres de aquella funesta lucha, cuyos odios, (porque muchos fueron los ajusticiados como el caballero del concejo Peláez Varela, del cual se hace mención en este Códice) originaron las presentes guerras de Fr. Berenguel, diremos sólo y brevísimamente la sustancia del pleito que los procuradores siguieron ante el rey; en Sevilla y Valladolid, a la vuelta de Algeciras: El arzobispo Rodrigo II que se querelló en los mismos reales de Algeciras contra sus súbditos y presentó los privilegios de su Iglesia, no fue atendido por el soberano hasta su vuelta a Sevilla. Estos privilegios eran, un trasunto del llamado de las tres millas dado por Alonso II en 835; los de seis donadas por Ordoño I en 854; anexión de Iria por Alonso III en 886; confirmaciones y otras donaciones de Ordoño II, en 912, 914 y 915; doce millas más de Fruela II, (924); confirmaciones y aumentos de Ramiro II, (932, 934 y 939); id. De Ordoño III, ( 952 y 954); de Sancho I, (964); de Bermudo II, (993); de Bermudo III, (1028-1032); de Alonso VII y Fernando II sobre fabricación de moneda de plata y oro; de Alonso el IX, y por último una Bula de Honorio III, Papa, confirmando todos estos dones que poseía la Iglesia y prelados de Compostela, en 1225. Mandó el rey examinar estos documentos al arzobispo de Sevilla, que los dio por buenos. << E agora, (dice el rey en su sentencia) quando fui en Valladolit, pediome el arzobispo esto mesmo muy afincadamente … é por esta rrazon mandé llamar ante mi á Julián Martínez é los otros procuradores de Santiago que eran en mi corte, é mandeles que mostrasen cartas é derecho alguno… é ellos no me lo mostraron ni pudieron mostrar,>> Esto, como muchas otras cosas de los diplomas reales y documentos particulares en pleitos, no es de ningún modo exacto. Los procuradores del Concejo de Santiago,alegando que gran parte de aquellos documentos no eran legítimos, presentaban otros auténticos: una carta real de aveniencia expedida por San Fernando entre el arzobispo (de la familia de los Churruchaos) D. Juan Arias Suárez, y el Cabildo y Concejo de la ciudad, con varias franquezas y libertades, año de 1250; un privilegio de Alfonso X el sabio confirmando la aveniencia de su padre San Fernando, año de 1261 y declarando que no valieran otras aveniencias que el arzobispo hiciera en dos CARTAS PARTIDAS año 1251; otra sentencia y carta del mismo rey sobre elección de alcaldes y otras muchas probanzas de cómo el Sr. Rey citado se había apoderado del señorío para su corona en 1275, teniéndola diez años hasta que se la dio a su confesor; y que aún a ser auténticos los privilegios antiguos, después de haber sido tantas veces por moros y normandos demolida y despoblada la ciudad y comarca, hasta el punto de haber junta en Ante-Altares para recordar o forjar lo que parecieron; carecían de valor como lo demostraban algunos pleitos que los Obispos habían sostenido con los nuevos conquistadores y repobladores de la tierra. Fernando IV, a pesar de eso, por facer bien, derecho é merced al dicho arzobispo D. Rodrigo, que me sirvió mucho en la dicha hueste de Algecira e en otras cosas, (los donativos)… habido consejo con la rreina Doña María mi madre é con la rreina Doña Constanza mi mujer,… etc. Confirmo cumplidamente los privilegios antiguos a 27 de Julio de 1311. Tal era el estado de los negocios temporales, cuando Fr. Berenguel de Landoria, francés, hijo de los condes de Rhodez y Legado Pontificio, fue avisado de la nueva revolución de los compostelanos, no conformes con esta cédula del Emplazado; y haciéndose valor en aquella corte, que más tarde pretendía serle hostil, consiguió en esta fecha, las letras o confirmaciones para sus privilegios, de los tutores del niño rey Alonso XI. 16.-A 12 de Noviembre de 1318. 17.-Como a 48 kilómetros de Santiago 18.-Esperando la rendición, recibimiento y pleito homenaje de sus vasallos. Mellid era villa de su señorío. 19.-El infante D. Felipe, hijo de la reina tutora Doña María de Molina y de su difunto esposo Sancho IV el Bravo, y tío por lo tanto del niño rey Alfonso XI, tenía apenas diez años cuando vino a gobernar a Galicia. Aparece ya como Adelantado Mayor en diplomas de 1303 y entraba en guerras en 1304 cercando la villa de Monforte << que la oviera el rey dado á D.Fernando Ruíz de Castro (conde de Lemos) en la hueste de sobre Paredes.>> Este vino contra el infante y en socorro de su villa << con muy grande gente.>> Entonces el ayo del infante, dijo á los caballeros que estaban con él, para animarlos, << que estando D.Felipe en Villalba, sin gente, ó no se guardando de este Fernando Ruíz, nin tenia porqué, lo uno porque había debdo con él, que estaba casado con su hermana que fuera fija del rey D.Sancho y de Doña María de Ucero, é lo otro porque nunca lo desafiara,é vino allí á Villalba sin sospecha por lo matar é non pudo, é cercolo. E seyendo él quan manno vos vedes que es, tovolo y cercado tanto tiempo fata que le hizo y comer las carnes de las bestias é non había agua en guisa que llegó á peligro de muerte, é non ovo otro acorro si non el de Dios que lo quiso guardar.>> (V. castillo de Villalba por D. José de Villaamil y Castro y la Crónica de D. Fernando IV, cap.X.) En el año 1311 tenía el infante D. Felipe (de 19 años de edad) su residencia en Lugo, cuando D. Alonso, hijo del infante D.Juan, por resentimientos de gobierno se resolvió a cercarle en aquella ciudad, y llegado ya cerca, saliole al encuentro el Adelantado, con numerosas huestes gallegas. Todo un día estuvieron armados ambos ejércitos en el campo: y al cabo concertáronse en no pelear, volviéndose los leoneses a su tierra con su infante D. Alonso y regresando a Lugo D. Felipe. Las cuestiones entre ambos infantes continuó cuatro años después, en 1315, por haberse decidido el obispo de Lugo Fr. Juan de Cervantes a nombrar Comendadero de sus votos a D. Alonso << con condición que le obedeciese y siguiese su parecer defendiéndolos del infante D. Felipe que se había apoderado de ellos con violencia.>> Hecho el juramento y pleitesía al obispo, en manos del castellano de la torre Augusta, preparábase la guerra, cuando falleció oportunamente el obispo, huyó D.Alonso a sus tierras y también falleció en Toro. Ayudó también en el éxito de sus ambiciones al Adelantado, la muerte del arzobispo Rodrigo II de Padrón, acaecida en su ciudad de Compostela el día 5 de Noviembre de 1316, con cuyo motivo aquel sentó su corte en dicha ciudad apoderándose del señorío en nombre del rey de Castilla su sobrino, confirmando los privilegios que de exención tenía el Concejo y entregándole las fortalezas de la Iglesia para su defensa. En tal estado de las cosas, comienza la redacción del Códice. 20.-Alonso Suárez de Deza, ya avanzado en años, es el famoso Churruchao tan traído y llevado sin conciencia por autores de dramas y novelas románticas. Todos ellos han ignorado este precioso códice que arroja gran luz sobre los sucesos ocurridos cuarenta y ocho años más adelante y de los que fueron víctimas el arzobispo D. Suero Gómez y su dean Pero Alvarez, asesinados en el día de San Pedro, 29 de Junio de 1366. La historia imparcial comienza pues, en este momento. D. Alonso era Pertiguero Mayor o Justicia del arzobispado: poseía en tenencia el señorío hasta la nueva provisión; y era de una extensa familia de prelados. Los nobiliaristas se ocuparon mucho de esta familia, pero con graves errores todos ellos, los cuales pondremos en claro en la segunda parte de este trabajo. Adelantaremos, empero, para el mayor aprecio de este códice, algunos extractos: <> <> Hasta aquí Piferrer, el más moderno recopilador de los nobiliaristas. El P.M.Gándara, añade que Doña Isabel Fernández de Ulloa que casó en Toro con Fernán Gómez de Deza el Torrechano, gran privado de la reina Doña Beatriz,segunda mujer del rey D.Juan I, fue hija de D.Juan Alonso de Ulloa y de Doña Beatriz de Fonseca, de donde proceden los marqueses de la Mota, los condes de Villalonso, los de Villanueva de Cañedo y por otros enlaces los duques de Feria, marqueses de Priego y otras casas. Los arzobispos de Santiago D. Pedro Suárez de Deza (1173-1206) enterrado en Jallas, y D. Juan Arias Suárez (1239-1266) que edificó el famoso castillo de la Rocha-fuerte, pertenecieron y engrandecieron a esta familia. Sandoval pone desde 1286 hasta 1320 como obispo de Tuy a D. Juan Fernández de Sotomayor << de la familia Curichao>> o emparentado con este D. Alfonso Suárez de Deza. 21.-Los castillos,torres y casas fuertes que ya de su propiedad, ya en feudo de la iglesia poseía el noble D. Alonso Suárez de Deza, eran en gran número, como lo indica el propio mote de Torrechao o Churruchao y el escudo de esta familia, que es en campo de plata un rombo de gules con una torre de oro. Entre estas fortalezas y tierras contaba el Pertiguero Mayor con los castillos y casas fuertes de la Barreira, en el Ulla, a orillas del afluente Riobón; Castro de Montes; Peñafiel (sobre el monte Pindo junto a Muros); castillo y casa de la Rocha-fuerte cerca de Santiago; la de Cordero y tierra de Quinta; la Rocha Blanca de Padrón y su palacio; el castillo o torres do Este o del Honesto que cerraban la desembocadura del Ulla en la ría de Arosa; las torres y palacios de Pontevedra, la casa fuerte llamada Tapal de Noya, las de Jallas, Muros y Caldas, la fortaleza y casa de la Insula o Insua en la parroquia de Santo Tomé de este nombre, las de Ledesma, Monte-Sacro, Gallegos, casa fuerte de Chapa y otras que fueron objeto de estas guerras y se mencionan en este Códice. 22.-El día 22 de Noviembre. Diez días se entretuvo Fr. Berenguel delante de la ciudad tratando inútilmente de su rendición. 23.-No se comprende como el Pertiguero D. Alonso Suárez de Deza, tan notado de traidor en este Códice, entregó este castillo al arzobispo si fuera realmente del partido de los Compostelanos. La Rocha-fuerte hoy convertida en un montón de ruínas fue construída en 1260 por D. Juan Arias Núñez, como se ha dicho, arzobispo de Santiago y de la familia Churruchao, el cual la legó a sus sucesores en la Mitra, y estos la poseyeron hasta que se derribó en tiempo de Alonso el segundo de Fonseca (hacia el año 1472) a causa de las guerras de las Hermandades. Es de admirar aquí, como el canónigo compostelano Sr. Ferreiro dice en uno de sus apreciables trabajos (<>…<> La tradición que conserva el pueblo en este castillo, es desgraciadamente más cierta que muchas otras, denominándole de los Churruchaos. Los de esta familia le fundaron, le poseyeron, le donaron a la Mitra, le tuvieron en tenencia, le cedieron voluntáriamente a Fr. Berenguel,…¡quizá nació en tiempo del fundador D. Juan Arias Suárez y dentro de aquellos muros el mismo Pertiguero D. Alonso Suárez de Deza para (al cabo de 60 años que contaría) morir despedazado,-como dice este códice- a traición, y cerradas las puertas por los mismos villanos que le servían antes, y obedecían ahora a gentes extranjeras. 24.-Se detuvo Fr. Berenguel en el castillo de la Rocha-fuerte treinta y dos días, esperando inútilmente la entrega de Compostela. 25.-Vuelve a ser incomprensible en este punto la conducta de D.Alonso Suárez de Deza a quien el autor de este Códice culpa de la rebelión de Santiago y al mismo tiempo aparece entregando al arzobispo la Rocha blanca y palacio de Padrón, y las fortalezas de Pontevedra, permitiendole libre y tranquilo paso aún por sus mismas tierras de Deza, y proporcionándole todo género de facilidades antes que de molestias. 26.-Habiendo Fr. Berenguel reunido algunos recursos procedentes de impuestos y donativos por aquellas tierras sumisas, envió varios emisarios, es a saber: unos al Concejo de Santiago con graves amonestaciones y la amenaza de severísimos castigos así espirituales como temporales y corporales; y otros al infante D.Felipe y a D.Alonso Suárez con instrucciones secretas y suaves para negociar a cualquier precio, con ellos, la sumisión de Compostela. Después acercose a Padrón para esperar una entrevista y la respuesta de unos y otros. 27.-El día 6 de Enero de 1319. 28.-De la Rocha-blanca de Padrón. 29.-Téngase presente la confesión que en este lugar hace el autor del Códice, reconociendo por la única vez, que el infante era el cabecilla de la rebelión y D. Alonso no más que su satélite. Más tarde y sin duda por el gran respeto que al tutor de Alonso Xi debía el cronista de Fr. Berenguel, quiere echar toda la culpa de los sangrientos sucesos de estas guerras sobre el Churruchao; pero es lo cierto que no se huniera sostenido el pendón real del monarca niño si su tío y tutor no lo levantase por sus propias manos sobre los muros de Compostela, de Lugo y de Orense, porque servían estos municipios, por el momento, a sus miras ambiciosas. ¡Después que las vio cumplidas, refugiado en la corte el canallesco infante hizo sacrificar a tantos y tan generosos defensores de la antigua causa popular con la más negra e infame de las traiciones! 30.-Por más que Fr. Berenguel venía en son de guerra decidido a hacerse respetar y obedecer sino se le rindiesen los de Santiago en aquel mismo día. 31.-Casi a tiro de ballesta y amenazando los muros de la ciudad. Desde luego llama mucho la atención que para posesionarse pacíficamente de la ciudad hiciese apresto de vituallas y de gente de armas Fr. Berenguel. Puede sospecharse que los tratados hechos consistían en que el infante y D. Alonso abandonarían a los ciudadanos pasándose a sus reales, para entrar después todos a fuego y sangre en la población haciendo justicia en los rebeldes del Concejo. Pareció oportuno al infante D. Felipe salvar por su parte toda responsabilidad personal en este asunto y alentando como se considera, a los rebeldes para que continuasen con su ayuda enarbolando la bandera del rey, se había ido a su ciudad de Lugo que, como dicho queda, tenía también usurpada a los obispos de aquella iglesia. 32.-El día 2 de Febrero de 1319. 33.-Fr. Hernando del Castillo en su Hist. De la Orden de Predicadores dice también que a la misa asistió el rey de Portugal << que acertó a hallarse allí con muchos caballeros y prelados de su reino, de los cuales fue el arzobispo de Santiago por extremo bien recibido y honrado y regalado con muchos presentes.>> La presencia del rey D. Dionisio en Pontevedra con su corte, debió tener por objeto, en primer lugar reponer en su silla al obispo de Tuy D. Juan Fernández de Sotomayor que andaba huído de D. Pedro Fernández de Castro, y después tomar mano en las cosas de Galicia favoreciendo a los demás obispos perseguidos. Avanzó tanto en esto, sin reparar en la ofensa que hacía a los tutores del rey castellano, que tuvo consejo en Pontevedra, para cuya villa salió inmediatamente el infante D. Felipe, Adelantado Mayor del reino para exponer sus derechos y quejarse del agravio. El portugués volviendo entonces sobre su anterior acuerdo resolvió retirarse prontamente a sus dominios, respetando así los de su pequeño nieto Alfonso XI; pero obrando de un modo indirecto, hubo de facilitar a Fray Berenguel cuantiosos recursos para comenzar una guerra desastrosa. La influencia que en ella tuvo el rey D. Dionisio nótase en la gratitud que siempre le guardó Fr. Berenguel y en los servicios que le prestó en varias ocasiones, uno de los cuales es el siguiente. La corte portuguesa después de repetidas instancias había conseguido del Papa Nicolao IV en 1288 que la Orden militar de Santiago en aquella nación fuese exenta del Maestrazgo de Castilla; pero esta separación con vigor impugnada por la Orden, por la corte de España y por los arzobispos de Santiago, no fue definitivamente establecida hasta que Fr. Berenguel se sentó en la silla compostelana en 1320, y obtuvo de Juan XXII, con el cargo de legado en Portugal, aquel grave perjuicio para su Iglesia. 34.- Aunque es lamentable el silencio de este Códice acerca de los propósitos del rey de Portugal y las entrevistas y consejos que tuvo en Pontevedra, es de notar la actitud que tomaron los Compostelanos atacando la Rocha-fuerte, quemaron el alcázar y disponiéndose a una más fuerte y tenaz defensa contra la intervención extranjera. Quizá esta actitud decidida fue parte a que el monarca lusitano desistiese de su gestión personal, volviéndose a sus tierras. 35.-La Historia de la Orden de Predicadores de Fray Hernando del Castillo, antes citada, dice: << Quemaron las casas arzobispales que estaban junto a la villa de Ruperfortis habiendo hecho lo mismo con las que están dentro del pueblo con otras muchas, de particulares, y las nuevas le llegaron (al arzobispo) luego estando sentado a la mesa para comer.>> (Tomo II capítulo XXXIV.) 36.-El infante D.Felipe tenía a la sazón 27 años y aunque sin experiencia en las artes políticas logró engañar por esta vez, no sólo al rey de Portugal, sino al ex-Legado pontificio. Parece que vino con éste desde Pontevedra a Padrón en tanto se alejaba aquel, fingiéndose muy aliado suyo contra los Santiagueses y contra su mayordomo D.Alonso de Deza. Fr. Berenguel sacando a éste la Pertiguería diósela al verdadero autor de aquellas revueltas con la esperanza de ponerle de su parte y que, satisfechas sus ambiciones, le entregase cuerpos y bienes de los rebeldes. Aludiendo a este cargo del infante, dice Gil González Dávila (en su Teatro eclesiástico tomo I, página 24) << cuyo Pertiguero y Capitán General de su estado Apostólico, (el arzobispado) es un gran señor, con tan grandes gajes, que tuvieron este título Infantes y muchos señores de la casa de los Reyes.>> Con el título de Los Pertigueros de la Santa Iglesia de Santiago ha escrito tres folletos notabilísimos nuestro amigo D. José de Villa-amil y Castro. (Véase nuestra Galicia Diplomática tomo II, págs. 192-198-206.) 37.-En Padrón, hasta fines de Marzo de 1319, ocupado en preparativos de campaña. 38.-En la misma Semana Santa. 39.-<< Corrió toda la tierra con su gente,-dice Fr. Hernando del Castillo,.haciendo mucho daño en los campos y en los lugares que tenían la voz de Alfonso Suárez y de su amo el infante D. Felipe; mas sin que por eso se le rindiese nadie ni hiciese demostración de arrepentimiento de tantos y tan grandes males. En este medio el arzobispo dio cuenta de si, y de las negociaciones al Papa, y Su Santidad pronunció sentencia de excomunión contra los de la ciudad y contra los factores,>>etc. Etc. (Ibid.) 40.-Después del 29 de Junio de 1319. Los meses de Abril, Mayo y Junio debió emplearlos el arzobispo en merodeos, excomuniones, amenazas, prisión y castigo de campesinos indefensos, embajadas y conciertos, después de la primera tala de la tierra. 41.-El monte de la Almáciga domina por el norte a la ciudad, y como su nombre indica, era un semillero de árboles, la mitad del Concejo y la otra mitad del monasterio benedictino del Pignario. Esta fue la segunda tala de la tierra, según dice también el cronista dominico Fr. Hernando del Castillo. 42.-Del Valle de la Oliva sólo queda hoy el recuerdo en la pequeña plazuela de la Oliveira, donde en el siglo XVI existía una capilla y el postigo de los muros. En el siglo XIV estos pasaban por la plaza del Campo y el monasterio debió comenzar a edificarse cerca de la Vía francígena y del citado olivar a donde llegaban las piedras arrojadas desde la muralla. La sencillez y pobreza de este convento en aquellos tiempos échase de ver por la relación de este Códice. Más adelante ya le llama monasterio de Bona-vallis, (buen valle) o Bonaval que es el nombre que hoy tiene el de Santo Domingo de Santiago edificado sólido y suntuosamente un poco más distante del primitivo en la pendiente del Almáciga. Como en el siglo XIV aparece por primera vez este nombre de Bona-val muchos autores han pretendido hacerle corrupción del ¡ven é váleme! Con que clamó a una virgen de piedra y quedó muerto a sus pies en el camino de la horca el famoso herrador de la puerta del Camino, Juan Tuorum, caudillo popular en estas guerras y una de las víctimas del vengativo dominico Fr. Berenguel. Esta leyenda popular se halla afirmada por un pórtico que levantaron en 1330 los mismos frailes con aquella virgen en el entre-arco y la siguiente inscripción gallega: Esta: imagee: he: aquí: posta: por: alma: de: Juan: Tuorum, y a poca distancia se hallaba el crucero del home-santo señalando la sepultura, a la vera del camino, de aquel martir de las libertades populares. El monasterio de Bona-val, cuyo templo se dice construido bajo los planos de Juan de Orleans, tuvo días prósperos por haber sido muchos generales de la Orden arzobispos de Compostela, y, no sabemos porque capricho figura también en el último acto de La Favorita, una de las muchas variantes de tal leyenda. 43.-En este monasterio, según se dice más adelante, publicó las bulas de excomunión del Papa. 44.-La vertiente occidental del monte Almáciga a doscientos metros de los antiguos muros de Compostela y frente a su torre de Atalaya, se conoce hoy con el nombre de campo de la Estila, lugar funestísimo en esta ocasión, pues se dice que tomó el nombre de cierto cruel género de tormento y muerte que las gentes del arzobispo Fr. Berenguel aplicaban a los prisioneros de la plaza y a los indefensos campesinos del país por via de escarmiento y represalia. Consistía esta tortura y muerte en colgar de los pies a los aprehendidos, desnudos a la vista de la ciudad y con una sangría abierta para destilarles la sangre. 45.-La esposa adúltera de Urías con quien pecó David. Lib.II de los Reyes, cap.XI 46.-Fr. Hernando del Castillo asegura que los soldados del arzobispo pusieron en aprieto al Infante en ese lugar que debió ser hacia el camino de Lugo. <> (Crónica de la Orden de Predicadores cap. XXXV del tomo II.) 47.-Esta fue la tercera tala de la tierra, más extensa y feroz que las anteriores y debió de verificarse desde los días en que tocaba celebrar la festividad del Apóstol Santiago hasta finales de Julio de 1319. 48.-La Real Provisión de los tutores y Consejeros de Alonso XI debió conseguirse y publicarse por los emisarios del Arzobispo a principios del mes de Agosto. El término de cien días señalado, comenzando a contarse desde entonces, debía fenecer en el mes de Noviembre. 49.-El historiador Fr. Hernando del Castillo, dice que la reina Doña María y los de su Consejo dieron esta sentencia << por atajar tan grandes inconvenientes, como de la rebelión de Alonso Suárez se habían recrecido y otros mayores que se esperaban>>…; pero ni la reina ni los de su Consejo ni el cronista de la orden creyeron nunca que esta provisión pudiera surtir su efecto no estando en las manos de Alonso Suárez, sinó en las del Infante Adelantado, la pacificación de Galicia. 50.-Nos inclinamos a creer que esta provisión contra el Churruchao es la segunda expedida por el Consejo y que su plazo de cien días que debía terminar en Noviembre no fue respetado por las impaciencias de Fr. Berenguel. El Arzobispo, sagaz diplomático, bien conocía que su causa no era del agrado de la familia real; que la provisión o provisiones de la reina Doña María eran forzadas, o políticas e ingeniosas y contra un vasallo que no hacía más que seguir las órdenes de su hijo el infante D. Felipe, y que, por tanto, no debían cumplimentarse en ningún tiempo. Por esto el arzobispo francés no esperó el cumplimiento del plazo obligando con amenazas y apercibimientos de guerra a que prestase este juramento el Churruchao Suárez de Deza. 51.-Esta es una prueba evidente de que el arzobispo no había confiado ni podía confiar, ciertamente en la verdad de la promesa del Churruchao, dirigido y ordenado, cuando no por la política abierta de la Corte de Castilla, que es lo más probable, al menos por las particulares ambiciones del Infante D. Felipe. Prepararse el Arzobispo a tomar posesión pacífica de su señorío y Sede Episcopal, reuniendo provisiones y tropas de combate, significa prepararse a un nuevo ataque y asedio sobre la ciudad de Santiago. Entre gente y soldados, como dice el Códice, habremos de distinguir los paisanos bisoños recogidos en la tierra; los aventureros y forzados de todas clases, y las tropas veteranas con las cuales le auxiliaban de sus villas y castillos y feudos, y algunos hidalgos que llegaban en su socorro. 52.-Bien se nota que las intenciones del Arzobispo Fr. Berenguel eran atacar nuevamente a la ciudad por la parte más accesible del antiguo Castro, tomando la loma que se comunica con la población y que dominaba por completo sus muros, a paso llano. Para esta maniobra militar, viniendo el general dominico de su castillo de la Rocha por la parte Sur de Compostela, hubo de despreciar el Castro de Santa Susana que, aunque cercano a los muros estaba dividido por un profundo valle dificil de salvar; recorrió luego los valles de Sar, alejándose de las flechas enemigas disparadas desde la gran altura de la cuesta del Salvador; corriose a Bonaval donde nunca se halló seguro, según confiesa este Códice, a causa del infame trabuco que disparaban desde la Puerta del Camino los invencibles compostelanos; y subiendo el monte de la Almáciga, ya al Norte de la capital de su diócesis, (habiendo recorrido con gran trabajo como cinco kilómetros) sentó sus reales en la pequeña ermita y quizá convento, que aun en los presentes tiempos constituye una fuerte ciudadela, utilizada por nuestras tropas en las frecuentes guerras civiles. Santa Clara la vieja, llaman a este convento los cronistas dominicos y está situada a medio andar de la vertiente occidental del Almáciga, hacia los valles de la Estila y del Infierno, Vista-Alegre,etc. que se extienden a sus pies hasta el cauce del Sarela.Como es esta la loma que une la cadena de montes al aislado castro romano de Santiago, sale de esta ciudad al pie de este convento, la carretera actual a la Coruña, sin hacer más que montar una pendiente suave, aun bajo la escalinata del edificio. El que conozca estos lugares puede comprender el genio militar de Fr. Berenguel de Landoria. Dícese fundado este monasterio en el año 1260 por la piadosa reina Doña Violante, esposa de D.Alonso el Sabio. A ser esto cierto, (que no hemos de comprobarlo ahora) tenía el pobre eremitorio, quizá humilde hospitalillo 59 años cuando llegó a él D. Berenguel. La ninguna importancia que le concede este Códice, a pesar de su posición inexpugnable, denota que no había convento de mujeres, ni era templo ni casa de consideración en aquel tiempo.Puede darse, pues, por fabulosa esta fundación de la reina Doña Violante y por falso el título de Real con que se da tono ese convento de clarisas. 53.-Si fuera tan sincero y fiel narrador el autor del Códice, mirando a la categoría, al menos, de las personas, hubiera dicho que el traidor Alfonso (el Churruchao) iba en compañía de su señor el Infante y no éste en compañía del vasallo. Ya se ve que aquí se oculta mucho de lo que no se osó escribir. 54.-Entiéndese que el Infante y el Churruchao salieron en efecto, según lo pactado y jurado al encuentro del Arzobispo, en el señalado día; pero este prelado temiendo una celada, evitó el encuentro, tomando las posiciones del Almáciga, y dejando el montecillo que al Sur, dista de aquel un kilómetro. Es el de Santa Susana un antiguo castro romano como de 200 metros de eje. Llamose Souto d’os Poldros, después Outeiro y Santa Susana, por haber edificado en su meseta o explanada el prelado Gelmirez en 1105, una capilla que hoy subsiste y es parroquial, para guardar las reliquias de aquella santa, que el mismo robó de Braga. Este montecillo es notable en la Historia, no sólo por lo mucho que de él habla este Códice en las guerras de D. Berenguel, sinó por las guerras de la reina Urraca que en él tuvo sus reales y campamentos contra la ciudad rebelde, en el año 1116. (Historia Compostelana.-Véase nuestro Plano y Guía de Santiago) 55.-Entiéndase bien: los esperó, (huyendo de Santa Susana), en las alturas del Almáciga. La desconfianza y huida del Arzobispo fueron, en esta ocasión extemporáneas; pues quizá no había propósitos de paz, pero nunca los hubo de traición, como vamos a verlo. 56.-En el crepúsculo vespertino, anocheciendo, el Arzobispo bajó del Almáciga a Santa Susana nuevamente confiado por los ruegos y mensajes que recibía de los que ofrecían capitulación. La intrepidez y santidad de Fr. Berenguel no se justifican tanto en la historia, como su constancia: pues a nada quiso avenirse con estos tratados de paz. 57.-Rotas de nuevo las negociaciones. 58.-Tales pudieron ser las amenazas y las iras del Infante y de su Ayo mayordomo Suárez de Deza y de todos los jefes de la revolución contra el Arzobispo francés por no avenirse a los tratados, que este prelado belicoso cobró tal miedo, que aún posesionado de las alturas del Almáciga y teniendo reunidas muchas provisiones y gente para el nuevo asedio, abandonó de noche sus posiciones, volviendo silenciosamente al castillo de la Rocha. Hay que reconocer la hidalguía de los compostelanos en esta ocasión, pues alerta de los movimientos del enemigo, no le atacaron ni persiguieron siquiera en su dificil retirada hasta la Rocha, por los hondos valles en aquella noche. Esta magnanimidad que perdonó la vida a D. Berenguel por la segunda vez, costó después a los santiagueses y a Galicia entera millares de víctimas. 59.-Más bien era un postigo, bajo de la Atalaya llamado Pennae, frente a la Almáciga por el punto más vulnerable de la ciudad. Ofreciósele al Arzobispo esta entrada por su verdadera pertinacia y para perdonarle la vida generosamente por tercera vez y hacerle desistir del señorío compostelano y volverse a Roma o a Francia, como, sin duda querían la Corte y el Infante. 60.-Sin duda que de noche y subrecticiamente. 61.-¿Fue traición hecha a los compostelanos la entrega del postigo de la Peña o fue un ardiz de guerra que puso al tenaz sitiador en manos de los sitiados? ¿Quién era aquel vasallo del Arzobispo con quien se contrató la entrega de las llaves? Nosotros volvemos a pensar aquí en el negociador anónimo a quien suponemos autor de este códice, el prior de Bona-valis Fr. Gonzalo de Saz, cuya modestia no le permite descubrirse. 62.-Este pasaje lo refiere el cronista dominico Fray Hernando del Castillo, casi con iguales palabras: <> (Cron. Cit. Tomo II, cap. XXXV, página 55.) A los que se extrañen de que dentro del templo de Santiago hubiese caballos, debe advertírsele, que los palacios arzobispales, el alcázar entonces fortificado, está adjunto, y las mismas galerías altas de la Iglesia se denominan pallatium. Es probable, además, que Fr. Berenguel sorprendido por el ardiz se hubiese visto obligado a encerrarse precipitadamente con su caballería de guerra dentro del Santuario, lo cual no es novedad ninguna en la historia. 63.-El Arzobispo podía evadirse y aún posesionarse del señorío conviniendo con los ciudadanos en ciertas capitulaciones de libertades y franquezas que no se expresan aquí, pero que ya fueron otorgadas por el Santo Rey Fernando III y su hijo D. Alfonso el Sabio, y otros. Además, quizá se pidiese también en estos tratados un indulto general de perdón y olvido, a lo cual nunca quiso avenirse este rencoroso y terrible prelado francés, que llenó de luto a Galicia con sus venganzas. 64.-Si llegó a hora muy avanzada de la noche al castillo de la Rocha, que dista de la ciudad tres kilómetros a lo más por el camino viejo, a hora muy avanzada también debió salir el arzobispo huyendo de la ciudad rebelde; pues aún recorriendo a pie el camino no podía invertir en él, más de una hora. A pie, según todas las probabilidades y solo, o acompañado de algún servidor se dio salida o escape al arzobispo de Santiago; pues el Códice dice claramente que llegó tarde, fatigado y sumamente afligido en medio de un recio viento que parece haberle molestado mucho en su caminata. A haber ido a caballo el guerrero francés, un cuarto de hora le sería más que suficiente para salvar la distancia y reposar al abrigo de su buena fortaleza, y este viaje ni podía ser fatigoso ni digno de recuerdo. Si nos atenemos estrictamente al texto, y el prelado salió después de puesto el Sol, que en Septiembre es a las siete, y no llegó al castillo hasta cerca de la madrugada, sin duda más se confirma que habiendo ido a pie y solo, la tormenta le sorprendió en el camino y obligó a refugiarse en algún pobre albergue de aldea durante muchas horas. Siguiendo estas conjeturas podemos dar por cierto que el tratado razonable de que habla el Códice pasado con el Infante y el Churruchao no fue otra cosa que un acto generosísimo de salvarle nuevamente la vida, al Arzobispo abriéndole de noche las puertas de la ciudad y dejándole huir de las furias populares, noble acción; aunque traición insigne, que acarreó después grandes desgracias. Las gentes del Arzobispo, armas y vituallas y también los frailes que le acompañaban siempre, continuaron a merced de los compostelanos; pero estos últimos, Hugon, Bernardo y Gonzalo de Saz fueron también puestos en libertad, llevándose entonces entre otras varias reliquias de la catedral, la cabeza de Santiago Alfeo. 65.-Hernando del Castillo en su Historia citada, en lugar de Bonaval dice <>, error bien disculpable por ser este monasterio das donas de Val-viso fundado en este tiempo por el que creemos autor de este Códice Fr. Gonzalo de Saz, de señoras de la misma orden Dominica. Hállase sobre el valle del Viso en una altura a 400 metros de Bonaval. (Véase la historia de su fundación tomada en un documento del siglo XIV escrito en gallego quizá por el mismo Gonzalo de Saz, en Galicia Diplomática tomo I, páginas 66,82,91,101,110 y 121; y su situación puede verse en nuestro Plano y Guía de Compostela.) 66.-En todos los tratados que Fr. Berenguel proponía, era el primero y más importante capítulo el que se refería al castigo de los rebeldes. El espíritu de venganza dominó siempre al Siervo de Dios, y por esta causa ni Santiago hubo de rendírsele sino por la fuerza de las armas, ni la reina Doña maría hubiera de transigir nunca entregándole presos a los Procuradores de la ciudad sin la traición de su hijo, el mal caballero infante D. Felipe, como luego se verá. 67.-Ya se notará que de Noya a Pontevedra no era el camino de Castilla para llegar sin demora al lado de la reina; pero es de suponer que el domonico iría a buscar o repartir tributos entre sus vasallos para presentarse en la corte con el gran aparato que se dice. La permanencia del prelado en Noya fue de tres meses, a saber, los de Octubre, Noviembre y Diciembre de 1319 y aún quizá parte del mes de Enero de 1320. 68.-El 25 de Enero de 1320. 69.-A Portugal debió de ir por Tuy a solicitar más dinero en tan crítica ocasión al rey D. Dionisio su amigo, consultándole acerca de sus asuntos con la Reina. El Arzobispo debió detenerse en Oporto y Lisboa, según el camino que siguió hasta Egitani, muy cerca de Coria, para retroceder después a Salamanca, empleando más de un mes en tan tortuoso viaje. 70.-Egitanea (Ygaeditania). En los siglos medios era conocida esta ciudad por haber sido una de las Sedes episcopales de la Lusitania y se reduce hoy a Idaña. Está muy cerca de Coria en la frontera portuguesa. 71.-El obispo de Coria no era tampoco admitido por sus diocesanos, como sucedía con otros muchos obispos que andaban huídos y buscando medios para hacerse dueños del señorío temporal; así, que, hizo el Cauriense causa común con el Compostelano. 72.-Este obispo de Orense también andaba huído. Llamábase Gonzalo Núñez Daza y Osorio, y era dean de aquella Iglesia, la cual había gobernado hasta entonces, así como el señorío en una larga vacante desde 1311. Pero en 1318 había sido arrojado por los ciudadanos de Orense, que siguiendo el ejemplo de Santiago se habían levantado con el Señorío anulando los privilegios de Fernando IV y ateniéndose a los decretos de Alfonso el Sabio, que hacían aquella ciudad, como la de Compostela, dependientes de la Corona real. El obispo de la misma Sede, Muñoz de la Cueva, en sus Memorias históricas pone la muerte de este su antecesor D. Gonzalo en 18 de Abril de este mismo año de 1320, el mes siguiente de su consagración, perdiendo de esta suerte, Fr. Berenguel, un aliado de influencia en Galicia. 73.-Al prior de la Orden de San Juan D. Fernan Rodriguez. 74.-Ya hemos dicho que las pretensiones vengativas e imperiosas del arzobispo Fr. Berenguel, eran de que le fuesen entregados, incondicionalmente, los cuerpos y bienes de los rebeldes vasallos para hacer justicia en los unos y confiscar los otros. Fuele dicho por los enviados de la Reina que ya se hallaban en la Corte cuatro procuradores del Concejo de Compostela y otros caballeros, entre ellos Alfonso Suárez de Deza (El Churruchao) que, apadrinados por el Infante D. Felipe, gestionaban y pedían justicia por la libertad de Santiago. Irritose con esto sobremanera Fr. Berenguel, y al ver que la Reina pretendía hacer justicia oyendo a entrambas partes con desdoro de su dignidad, determinó ( aprovechando la ocasión en que estaban ausentes de Compostela el Infante, D. Alonso Suárez y otros principales rebeldes, intentar un golpe de mano a la ciudad, volviendo a ella apresuradamente sin ver ni contestar a la Reina. 75.-Del Orden del Cister o de S. Bernardo. 76.-D. Juan Núñez de Lara, señor de Vizcaya. 77.-Los emisarios de Doña María de Molina le habían venido siguiendo en su precipitada marcha desde Salamanca, previendo no sólo el gran desacato a la autoridad real, sino un ataque a Compostela de mano armada, para lo cual buscaba gente el arzobispo, y cuyo hecho haría después imposible toda negociación, antes era digno de un ejemplar castigo. 78.-Pudiera traducirse de este modo, históricamente, el texto del Códice: <> Era, en verdad, un pensamiento atrevido y nada noble el de Fr. Berenguel aprovecharse de la ocasión en que el Infante D. Felipe, el Churruchao, los procuradores del Concejo y pricipales jefes de la revolución de Compostela se hallaban a los pies del trono con sus reclamaciones y privilegios, para en ausencia suya fiar a la violencia el triunfo de su causa, despreciando la autoridad de un rey niño confiado a la única tutela de una débil y anciana abuela. No obstante, no es que el pensamiento ruin se le borrase de la imaginación al francés, fue que al hallarse en Zamora, tuvo noticia de que el nuevo Obispo de Orense por su mano consagrado en Salamanca, D. Gonzalo Núñez Daza, que no le había seguido como procuraba en marcha tan urgente y precipitada, por hallarse enfermo, había ya fallecido… y que el Obispo de Coria ni contaba con dinero, ni con gente; y hasta D. Juan Núñez de Lara, señor de Vizcaya, no le daba recursos suficientes para el momento, pretestando que tenía que ver y formar su madre y señora Doña María las capitulaciones concertadas, (como así lo hizo después según confiesa este mismo Códice.) No por virtud y falta de ruindad dejó, así de cometer el arzobispo francés, la gran felonía intentada. Es que calculó las fuerzas y sabía el esfuerzo de los Compostelanos y el desamparo en que estaba su causa en toda Galicia, pues el mismo clero le era hostil y de ninguna de sus cinco Iglesias sufragáneas le enviaban auxilios, ni por valor de un marco. Por esto volvió el francés al camino de la Corte; pero después cometió una traición tan incalificable y espantosa que la de Duglesquin en Montiel 49 años después merecerá elogios de la Historia cuando se conozca ésta. 79.-En Abril de 1320. 80.-En compañía de ambos embajadores o emisarios de la Reina, el prelado de Burgos y el Prior de la Orden de San Juan, quienes consiguieron llevárselo separándolo de sus ruínes instintos. Del prelado de Burgos no se dice nada en este viaje: pero es probable que también fuese a Castromiño con su compañero de comisión, como ya había ido a Salamanca y de Salamanca a Zamora. 81.-La expuesta Orden de San Juan: es decir, un castillo del Prior Fernán Rodriguez, uno de los dos complacientísimos emisarios de la Reina, el que se vió en el caso de convidar expléndidamente al arzobispo francés, al obispo de Coria, y a sus respectivas y numerosísimas gentes de paz y de guerra… pero dando cuenta a la Reina… por lo cual, esta envió, unos tras otros numerosos satélites. 82.-Hallándose con la Reina el infante D. Felipe su hijo, tío del rey niño y que en cuestiones de fanatismo religioso no entendía una palabra, como que había tratado a puntapiés a los obispos de Galicia teniéndolos todos dispersos, (tío segundo al fin de D. Pedro el Justiciero, que mandó matar a otro arzobispo de Santiago), se comprenden el temor profundísimo o la justa desconfianza que tenía Fr. Berenguel de asistir al juicio que debía de celebrarse en la corte acerca de los derechos que le asistían sobre los ciudadanos de su Arzobispado tanto en sus almas, como en sus cuerpos y bienes. Recibía los mensajeros de la piadosa anciana, de quien podía burlarse muy bien; pero aquel hijo de maldición, nombrado Gobernador o Adelantado de Galicia le tenía con cuidado. Ellos sabían ambos de lo que trataban. Iban de pillo a pillo, y de traidor a traidor, para decirlo con toda propiedad vulgar, pagando siempre Galicia todas las costas con semejantes gentes. 83.-Fr. Gonzalo de Saz, nuestro escritor gallego distinguido, no conoció a la corte sin embargo, hasta que se vió en ella. En esta ocasión ha escrito tales disparates, seducido por el entusiasmo que le merecía su Siervo de Dios y Señor natural y por lo que mentían todos los clérigos y obispor que llegaban de emisarios de la infeliz señora, que merece la pena de rectificárselos con dos palabras. Era en la primavera y la corte acostumbraba a ir a Tordesillas como hoy a Aranjuez. Durante estuvo la corte en Valladolid, Tordesillas ha sido el sitio Real por excelencia. En Todesillas recluyó a su madre Doña Juana la Loca el gran emperador Carlos V, y no queremos ni podemos hacer ahora la historia de Tordesillas. A seis leguas de Valladolid, creyó que se le acercaba la Corte, el arzobispo Fr. Berenguel… hallándose él en Castromiño!... y creyó también, que se acercaba para él sólo, de una manera tan honorífica que ya no había ejemplo en los siglos! Esto fue un gran error, como se verá, del autor del Códice. A Tordesillas como sitio Real y de recreo, fueron convocados, al propio tiempo que la Corte, los grandes, los obispos de Sigüenza y Salamanca, el de Burgos, el Prior de San Juan y el arzobispo de Compostela pero también lo fueron el Infante D. Felipe, el Caballero D. Alonso Suárez, (el Churruchao) y los cuatro procuradores y caballeros del Concejo de Santiago, para seguir su justicia! 84.-La misma intención y empeño que el autor de este Códice muestra en disculpar ahora la ida del prelado a Tordesillas cuando siempre se había negado a ver a la Reina, manifestando que lo hizo en vista de tanta humildad y súplicas, nos hace suponer con fundamente que a Fr. Berenguel y a los primeros mensajeros, esto es, el Prior y el obispo de Zamora, se les hizo de esta vez por los segundos enviados de la Reina Tutora alguna insinuación, conminación o amenaza para que sin dilaciones compareciesen ante aquel tribunal regio constituído en Tordesillas para juzgar la causa del señorío temporal eclesiástico de Compostela. El mismo Hernando del Castillo, hermano en la Orden, Cronista y panegerista del francés arzobispo, dice que << a la llaneza y modestia de la Reina era imposible resistir sin nota de muy cabezudo y porfiado>>. (Crónica de la Orden de Predicadores: Tomo II, cap. XXXV, página 55.) 85.-El mismo autor del Códice y panegirista de Fray Berenguel reconoce la odiosa traición hecha a los compostelanos por el tío de D. Alfonso XI, por más que ella fuese la salvadora del Siervo de Dios el arzobispo francés. La justa aversión que inspira un hecho innoble que no cabe en corazones españoles hace que a cada momento oportuno se consigne aquí la deslealdad y la maldad del Infante, quien levantando el pendón real en el Concejo de Santiago ( como lo había levantado en Lugo, en Orense y en casi todas las ciudades de Galicia) haciéndonos sospechar si pretendió, acaso, ceñirse una corona desmembrando este reino de los Estados de su sobrino, entregaba poco después presos y maniatados al arzobispo los infelices y engañados procuradores, hecho más que villano, miserable, aún a los propios ojos de aquellos a quienes ha favorecido. A la noble reina Doña María de Molina, anciana piadosa y pegada al clero por un disculpable fanatismo, le parecía no obstante el hecho tan áspero y tan cobarde que no accedió a él ni accedería nunca si no interviniera su hijo, después de las violencias de los cinco obispos y del prior de San Juan, y de los acaecimientos de Tordesillas que vamos a estudiar. 86.- A finales del mes de Abril de 1320. 87.-<< Ocho días,-dice el Cronista dominico Fr. Hernando del Castillo,-se gastaron en los tratos y medios de concordia…; pero no se pudo tomar resolución en cosa, por la dificultad que en si tenían los negocios por ser de hacienda y hacienda de la Iglesia que siempre fue y será grandísimo impedimento para reducción de provincias y reinos levantados. Pidió el Arzobispo como primer capítulo que la Reina le mandase entregar presos a los Agentes, que el pretendía castigar como traidores: y que después de hecho esto, y no antes, se podría tratar de otras cosas, y haciéndosele esto muy áspero a la Reina y a los de su Consejo, procuraron apartarlo de su intento por muchas vías hasta llegar a términos de fieros y amenazas y fuerza notoria.>> Por el nombre de castillo debe entenderse la villa de Tordesillas, rodeada de fuertes murallas y cubos y cuyas puertas fueron las que se mandaron cerrar para que no saliese el prelado y sus gentes. (Crónica citada tom. II, cap. XXXV, pág. 55) 88.-No se indican estos motivos ni se trasluce otra cosa que una asonada de guerra o desorden ocurrida entre las gentes del Infante y las del clero. Acerca de los motivos que se callan, en la protesta de la Reina, dice Castillo:<> (Ibid) 89.-Las puertas de la villa o lugar de Tordesillas. 90.-El Prior de la Orden de San Juan, de quien era o a quien pertenecía la citada villa o lugar de Castro-Miño, a cuatro leguas de Tordesillas. 91.-<> Esta famosa Junta es el Concilio y Jura o pleito homenaje que más adelante relata el Códice después de la toma de Compostela. Gil González, añade que este Prelado D. Rodrigo de Lugo, padeció muchos trabajos en defensa del Arzobispo D. Berenguel a quien nunca desamparó hasta dejarlo quieto en su Silla. En cambio, en la sulla de Lugo según parece, no pudo sentarse nunca el mismo D. Rodrigo, pues aunque a 15 de Febrero de 1326 gestionaba y alcanzó del rey Alfonso XI, en Valladolid, una confirmación de sus privilegios sobre el señorío episcopal Lucense, que se registra, según Pallares en el legajo de Privilegios número 44 existente en el Archivo en aquella catedral, y aunque los ciudadanos le reconocieron por su Señor en el mismo año, debió haber fallecido antes de posesionarse, pues gobernaba la Iglesia citada, entonces y aún antes D. Alonso IV. Aunque los últimos tiempos de la vida de D. Berenguel son muy oscuros en la Historia, parece que hay probabilidades bastantes para creer que una vez sentado en la silla de Compostela, y por tanto poderosísimo como ninguno en Galicia, por causas que desconocemos, jamás prestó socorro a los demás obispos, que tanto le habían favorecido y ayudado a él, y que antes y después anduvieron huídos de sus diócesis.¿Era ésta ingratitud? ¿Era que se hallaba demasiado comprometido con los compostelanos para distraer de sus dominios un solo soldado? ¿O era, acaso, que entrase en los planes de Fr. Berenguel explotar la rebeldía de los gallegos en todas las Iglesias y contra todos los obispos para gobernar él sólo todos aquellos señoríos, siguiendo el ejemplo del Infante D. Felipe? 92.-Esto es: la entrega de los Procuradores prisioneros, y de Alonso Suárez el Churruchao, como primer capítulo. 93.-El obispo de Lugo para pagar su consagración a Fr. Berenguel llegaba en su ayuda con un tropel de gente aventurera invadiendo los estados del obispo de Zamora. El obispo de Coria alguna gente debía traer también. Esto nos indica que Fr. Berenguel amenazaba caer sobre Compostela nuevamente y que apresuraba su marcha en son de guerra, no habiéndose llegado a convenio con la Reina. Pero aquellas tropas que no tenían donde guarecerse ni alimentarse o debieron robar o ser robadas en Fuente- Sauco. El obispo de Zamora, de quien era la villa, nada hizo por evitar la colisión de los suyos con los del obispo de Lugo, haciéndonos creer esto que quizá se hizo aquella por su orden y con el objeto de echar de sus dominios a tan molestos huéspedes como sus hermanos en Cristo, los obispos Coriacense y Lucense y aún a su reverendo Metropolitano de Compostela. Por otra parte, la colisión pudo tener origen en cualquier incidente sencillo. Por lo que dice el Códice los habitantes de la comarca despojarían a los gallegos de algunas prendas y al reclamarlas éstos, se entabló la pendencia, reprendiéndose a los castellanos por sus costumbres ilícitas. <<- a="" anteriores="" autor="" comarca="" de="" dice="" en="" esa="" esta="" fuente-sauco="" gente="" habitantes="" la="" lenguaje.="" los="" m="" moderno="" ndose="" pasaba="" peor="" por="" r="" refiri="" s="" sayag="" siglos="" stica="" un="" y="" yago="">> El hecho ocurrido con las gentes del obispo de Lugo, lo refiere Hernando del Castillo de la manera siguiente:<> pero debe ser éste un error de los copistas según el cálculo que llevamos, no pudiendo haberse verificado esta entrada sinó en el mes de Mayo. 97.-El rey tendría a la sazón nueve años. 98.-Mucho más tiempo se detuvo en Valladolid, pues no salió hasta el Sábado 18 de Julio, es decir, cincuenta y nueve días. Un mes y cuatro días deben contarse, justamente, desde el 20 de Mayo al 24 de Junio, día de la fiesta de San Juan en que le fueron entregados al Arzobispo los cuatro Procuradores prisioneros y aún se detuvo, después, veinticinco días más. Los agasajos del Infante D. Felipe iban encaminados a ofrecer a Fr. Berenguel cualquiera otra concesión que no fuera los cuerpos de los inocentes y confiados agentes de Compostela, cuya muerte en manos del vengativo dominico era bien segura y cierta. 99.-Desde que en Tordesillas hiciera meter en una litera cargados de grillos y cadenas a los enviados del Concejo de Santiago. 100.-Puede decirse que se puso en práctica con aquellos cuatro Bautistas de las libertades públicas el Evangelio del día…<>etc.etc.(San Mateo cap.XV, v. 8 y 9.) 101.-Entiéndese con un banquete de corte en donde se reunieron los que se citan. 102.-<> (Hernando del Castillo. Crónica cit.) 103.-El haber mandado Fr. Berenguel sacar las cadenas y grillos a los Procuradores se comprende que fue, más que por caridad por la celeridad del viaje que habían de hacer a pié. La Reina Doña María al traerlos desde Tordesillas a Valladolid cargados de hierro, lo había hecho conduciéndolos en una litera. 104.-El señor de Vizcaya y su madre. 105.-Bien se notará que nada se habla aquí del obispo de Coria, que solía acompañar antes que el de Lugo a Fray Berenguel. Quizá haya motivo para sospechar que aquel obispo sufragáneo cansado de hacer el papel de Bobo de Coria o quizá enemistado con el Lucense, abandonó las filas del Arzobispo en sus belicas excursiones por Galicia. 106.-No se acercó a Santiago, antes se alejó bastante rodeando la tierra de su señorío por las orillas del Furelos hasta Arnego, atravesando los montes del Carrizo y vadeando el río Deza hasta llegar a Chapa. Estos territorios pertenecían a Alonso Suárez, el Churruchao, su enemigo y no le fueron hostiles en esta ocasión, a pesar de que llevaba presos a los Procuradores de Santiago. ¿Quizá fuese por impotencia, o por órdenes expresas? Después no se sabe si el Arzobispo se acercaría al Puente Ulla o si continuó su viaje por la Estrada hasta Cesures. 107.-El 30 de Agosto de 1320. 108.-El Churruchao había venido de la Corte por distinto camino y adelantándose, sin duda, para llegar a Santiago y comunicar allí lo ocurrido con la prisión de los Procuradores y las promesas del Infante. Desde Santiago, no siendo ya tiempo de ir a Mellid, ni a sus tierras de Deza, salió al encuentro del Arzobispo en Padrón. 109.-Ya el Códice dice lo mismo de este pleito homenaje por cadenas cuando se hizo la capitulación en Valladolid el día de San Juan. Era este un reconocimiento de completa sumisión y vasallaje al señor feudal, ciñéndose al cuerpo varias cadenas símbolo de exclavitud y posesión y jurando sobre ellas fidelidad. Es lo que se llama en los diplomas reconocimiento de <>, señorío absoluto de horca y cuchillo. Esta humillación que Don Alonso Suárez de Deza hizo ante la Corte, quizá por alcanzar perdón para los cuatro inocentes Procuradores de Compostela, le conservaba la Pertiguería Mayor de que había sido destituído en el Sínodo de Noya, y en todos los feudos que tenía de la Iglesia del Apóstol Santiago. Al mismo tiempo a él, se le libraba de todo castigo y reparación como entregase a Compostela; pero el noble ancianoque veía los torrentes de sangre que iba a derramar su pueblo, y confiado todavía, en que el malvado Infante que había hecho aquella revolución habría de tener, finalmente, la misma energía en darle término, sin que se verificasen los horribles castigos que imaginaba el vengativo Fr. Berenguel, adoptó desde este momento una resistencia pasiva para dar lugar a los acontecimientos que rápidamente se sucedieron causándole un fin desastrosísimo. El nobilísimo anciano no fue sinó martir de su compasión hacia los Compostelanos, de su deber, en morir con ellos, y de la lealdad a su príncipe y de su amor a las libertades públicas. Si en esta ocasión solemne hubiera mirado a su medro personal entregándose de hecho al servicio del Arzobispado, hubiera sido gran señor en toda Galicia. Pretendió todavía, él, que estaba a salvo, salvar también a los Compostelanos, al Concejo, a los Procuradores, y murió con ellos horriblemente despedazado, hecho tajadas su cuerpo, pero lleno de gloria tanta, entre estos pueblos agradecidos, que aún hoy, después de cinco siglos se pronuncia su nombre con admiración y respeto, aún por el necio vulgo, sobre cuya imaginación trabaja la tradición constante. 110.-Esta es la primera vez que el autor de este Códice nos habla del Cabildo, después de las guerras de dos años, dedicándole un párrafo de debilísima defensa, que más bien parece manifestar que por vez primera, también, se hicieron adictos a Fr. Berenguel algunos canónigos, muy pocos días antes del triunfo y como presintiendo la horrenda catástrofe que iba a tener lugar. La verdad es que el clero no había seguido nunca al Arzobispo dominico, y que los mismos obispos sufragáneos suyos, los unos se habían negado, como los de Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Tuy y Mondoñedo; y los otros le habían abandonado,al fin, cansados (no sabemos porque causa), de prestarle ayuda, tales como los de Coria y Lugo. Sumamente curiosa sería la averiguación de los motivos que, a última hora alejaron del lado de Fr. Berenguel a estos dos prelados que antes le seguían con sus ejércitos de aventureros, dispuestos a combatir con las armas en su mano, en su favor… y le dejaron precisamente a las puertas de Galicia; pero más curiosa y digna de la historia será, todavía, la averiguación de lo que hizo el Cabildo de la Iglesia de Compostela durante estos dos años de luchas. La verdad no parece ser la que dice el autor de esta Crónica. El Cabildo no fue echado del templo de Santiago, antes bien en connivencia suya o de gran parte de sus canónigos tuvo lugar la revolución. El Cabildo no pasó a Iria-Flavia, como lo demuestra el silencio de este Códice en todas las ocasiones en que habla de Padrón, y el hecho de no recibirse al Arzobispo por ninguna comisión del Cabildo en los repetidos viajes que hizo a esta villa. El más elocuentísimo dato de que, o no existía el Cabildo en ninguna parte o, a existir, se hallaba en Santiago con los rebeldes, es el de que, ni en cuerpo auxilió con sus poderosos recursos al prelado francés durante sus apuros y guerras, pero ni siquiera un solo canónigo vemos figurar entre el cortejo y bando del mismo, hasta llegado este momento en que aparece el Cabildo (no en pleno), en Padrón por primera vez reunido, sin duda porque se acercaba el desenlace. En el Sínodo de Noya tampoco se halló el Cabildo Compostelano; pues en aquella villa el mismo Códice dice que Fr. Berenguel, que había reunido en Concilio a los pocos clérigos que pudo, privó a todos los eclesiásticos de dentro y fuera de la ciudad de Santiago que disfrutaban feudos y beneficios de la Iglesia y que eran adictos al traidor Alfonso y Ciudadanos, pública y ocultamente, de todos sus emolumentos y honores, y después de dada esta sentencia, mandó publicarla, entonces, en el dicho Sínodo como ya antes lo había hecho en el Monasterio de Bonaval cuando se hallaba cercando a Compostela. ¿No se ve aquí, clarísimamente, destituido y condenado por dos veces el Cabildo Compostelano, en Octubre de 1319? ¿No se ve aquí el clero alto de toda la diócesis rebelado con el Churruchao, en contra del prelado, y desoyendo las amonestaciones de Roma y burlándose de las excomuniones de Juan XXII? ¿Tendría el Cabildo de Santiago algún candidato propio, como solía, para la Silla? Mucho queda por averiguar en este asunto; pero nosotros dejaremos, por ahora, sentado, que, el Cabildo estuvo con la Revolución hasta el momento crítico en que aparece rodeando a Fr. Berenguel y acompañándole desde Padrón al castillo de la Rocha diez días antes de los asesinatos de la Rocha y de la rendición de la ciudad, en lo que ha demostrado gran política y previsión notoria, rindiendo culto al Dios de los éxitos impensados!... 111.-A 6 de Septiembre de 1320 112.-Compréndese perfectamente por este párrafo, al parecer sencillo, que el haber el Churruchao prometido tantas cosas al Arzobispo y aconsejándole viniese a residir al castillo de la Rocha, a vistas de Santiago, era con la esperanza que trajera consigo a los desdichados Procuradores, pues a los calabozos de aquel castillo, (a no haber perdón y arreglo de paz), quizá se intentase un golpe de mano. Pero Fr. Berenguel, celoso de su presa que tanto trabajo y disgustos le había costado, dejola en Padrón resguardada con su gente de armas, y se vino solo con su improvisado Cabildo, vuelto del bando contrario, al castillo lo cual era una derrota completa y desesperante para los infelices Compostelanos. ¡Y a todo esto el malvado Infante D. Felipe no acudía en su auxilio! Permanecía en la Corte al lado del rey su sobrino y de la Regente su madre para no acordarse ni volver jamás a Galicia, pues tomó después a su cargo el gobierno de Andalucía. 113.-Estas condiciones que Fr. Berenguel llamaba onerosas y contrarias a los derechos de su Iglesia eran el perdón general de los rebeldes, en lo que nunca había querido convenir. ¿Aceptaba ahora esta amplia annistía por acabar de una vez con estas largas negociaciones, pero con el intento de faltar a los tratados, luego de haber tomado la codiciada posesión de la ciudad? Esto creyeron los Compostelanos, quienes conocían perfectamente el carácter y condiciones morales de su enemigo, capaz de toda felonía y buen precursor de su compatriota Duglesclin, que por aquellos tiempos nacía en Francia. 114.-La noche del lunes 15 al martes 16 de Septiembre de 1320. 115.-El Códice (más bien pudiéramos llamarle Crónica) de Fr. Berenguel llama unas veces ciudad, otras villa y otras lugar al pueblo de Compostela. La hora avanzada en que el Churruchao y los negociadores o parlamentarios del Concejo salieron de la Rocha y entraron en Santiago, podrá ser hacia la media noche. Llevaba la comitiva el nuevo estandarte del Señorío que habían de levantar al día siguiente rindiendo el pendón Real que hasta entonces había ondeado sobre el alcázar, pero no llevaban todavía firmadas las capitulaciones por el Arzobispo. Esto nos parece digno de mucha atención, así como la hora en que salieron los comisionados, pero nos hace suponer que los debates fueron muy sostenidos y agrios, sin haberse definido de una manera terminante en algunos detalles del convenio, por lo cual éste no había sido firmado y el Churruchao ylos de su bando habían abandonado el castillo de la Rocha llenos de recelos y temores y pensando únicamente en defenderse y procurar la salvación de sus vidas. Aquella misma noche quedó nuevamente suspenso el tratado y el anciano Churruchao pensó en huir a la tierra de Nendos. El pánico se había apoderado de todos, porque se sabía ya que el Infante D. Felipe los abandonaba por completo. 116.-El espanto más legítimo y terrible cundió por la ciudad como precursor de la cercana catástrofe y de los desastres que le siguieron. El viejo D. Alonso Suárez que era el Maestro de aquel valeroso Apostolado popular y que pasaba con él su postrera noche, tuvo como Jesús en el Huerto de Getsemaní un momento de agonia y desfallecimiento, presintiendo profeticamente los graves sucesos que al día siguiente iban a tener lugar.-<> (Crónica cit. Tomo II, capítulo XXXVI, página 57). 117.- El martes 16 de Septiembre. 118.-Mucho parece convenirle al autor de esta Crónica hacer constar que la tregua terminaba en este día por la mañana, en caso que la ciudad no se rindiese (como dice también Hernando del Castillo) deseando, con esto, disculpar la muerte horrible dada a los parlamentarios por la tarde; sin saber que para recibir parlamento no se necesita estipular tregua, y que ya acogidos los comisionados enemigos dentro de una fortaleza, en cualquiera momento, ocasión y por cualquiera motivo, sus vidas son sagradas, pues de lo contrario no se les recibe en el parlamento y se les obliga a retroceder a sus campos. 119.-Arcedianato de Nendos de la Iglesia de Santiago. Había resonado el grito de ¡sálvese quien pueda! Con la traición del Infante D. Felipe, pero desgraciadamente, ni muchos podían salvarse, faltando el ánimo y la unión para la resistencia. Reinaba por todas partes la indecisión y el desorden. El mismo Churruchao, vacilante en huir o entregarlo todo al enemigo, pago con la vida su irresolución fatal. El cronista Hernando del castillo refiere así el pensamiento del anciano jefe de la revolución compostelana: <> Es decir, que en vez de marchar a las tierras donde pudiera poner a salvo su persona, quiso aún antes el noble y generoso anciano intentar el último esfuerzo para no dejar huérfano y en manos del verdugo al pueblo de Santiago, a su Concejo y a sus Procuradores víctimas todos, como él, de los engaños del Infante y de las perfidias de la Corte. 120.-La capilla de Santa Eufemia debía ser la misma del castillo de la Rocha, consagrada en honor de la santa martir gallega. No se sabe si al afirmar el Anónimo que el Arzobispo decía la misa cuando le parecía, se refiere al día o a la hora, pues en esta ocasión parece que ya era muy entrada la tarde si se tiene en cuenta que, según se desprende de la narración, la sorpresa de los asesinatos debió verificarse en las primeras horas de la noche cuando las personas que estaban en vela vieron en el aire las visiones milagrosas que se refieren, y las que dormían soñaban con otros prodigios, en el momento del crimen. ¿A que hora, pues, entraron en el castillo los confiados parlamentarios de Santiago? ¿Duraron toda la tarde las conferencias, este día, como habían durado el anterior? ¿Se les detuvo de propósito en tanto se hacían los preparativos, a fin de no errar el golpe ya premeditado desde la víspera? Todo parece indicar, en efecto, y a pesar de la oscuridad con que se relata este pasaje, (el más importante de la Crónica), que le fueron cerradas las puertas del castillo a los comisionados del Concejo cuando pretendían retirarse, ya de noche, y después de haber hecho prisionera a una escolta de doce ciudadanos que les protegía. De esta escolta no se habla, como de intento, en esta ocasión, hasta más adelante como veremos. 121.-Por la cuenta que se saca de esta misma relación los parlamentarios que venían de Santiago eran veinticuatro, doce caballeros que penetraron en la capilla a tratar con el Arzobispo y que en ella misma fueron asesinados, y otros doce ciudadanos escuderos u hombres de armas que los escoltaban y se quedaron fuera, los cuales fueron presos en aquella misma noche. 122.-Nótese bien que el Arzobispo da como rota la tregua hallándose los parlamentarios confiados a su honor y hospitalidad dentro de su castillo, cuyas puertas se les cerraron para que no huyesen. Estas frases de Fr. Berenguel fueron una orden expresiva de comenzar, sin recelo, la matanza. 123.-Los doce caballeros, comprendiendo que los querían matar, debieron resistirse mucho a salir de la capilla, como les ordenaba el prelado; siendo éste entonces el que salió de ella con su mayordomo resuelto a dar término al crimen proyectado. La actitud del Cabildo, de los tres frailes dominicos y de otras personas presentes en la capilla debió ser varia. No obstante, el mucho tiempo que duraron los debates (en los cuales parece hubo grandes recriminaciones y violencias) desde la hora de la misa hasta puesto el sol. Nos hace suponer, o que hubo intermediarios, o que se esperaba una hora, o una señal determinada y convenida para el hecho sangriento. Gran riesgo ofrecía en efecto, para el Arzobispo, matar a los caballeros y prender a su escolta en las primeras horas de la tarde; pues no dejaría de saberse en Santiago la noticia y el castillo sería cercado inmediatamente; en tanto que, ejecutada de noche tan villana traición a puertas cerradas, y hallándose también cerradas las de Compostela y descansados y desprevenidos los habitantes de esta ciudad, la noticia sólo podría sorprenderles a la madrugada del siguiente día dándole tiempo suficiente a Fr. Berenguel para fortificarse o salir para Padrón. La tardanza de los parlamentarios no había de extrañar en Compostela, pues solían regresar a hora muy avanzada como había ocurrido la noche anterior. 124.-Es inútil insistir, probando la falsedad de esta afirmación, cuando el Arzobispo fue el que declaró rotas las treguas y el que salió de la capilla con este su mayordomo, el cual, de los mismos labios de Fr. Berenguel se enteró y cercioró de que ya no existía la paz, sino la guerra a muerte aún dentro del cuartel y con los vencidos y refugiados. 125.-Tocose, en una palabra, a somatén y entraron en el castillo los campesinos armados con cuchillos o con las armas que pudieron, capitaneados por clérigos y seglares que habitaban en las aldeas inmediatas, huidos de Compostela por seguir el bando del Arzobispo. La orden estaba ya comunicada, sin duda desde la noche anterior, y concurrieron a la primera señal dada por el Mayordomo (o mejor creemos Alcaide del castillo) prendiendo sin resistencia alguna a los doce ciudadanos que servían de escolta, y subiendo a la capilla, (cerradas ya las puertas de la fortaleza) en donde había también malos caballeros, quizá canónigos y frailes que manejaban la espada contra los indefensos nobles de Santiago a quienes el sagrado recinto de la capilla de Santa Eufemia no amparó en nada contra la gente de la Iglesia. 126.-Ante este áureo Altar, que respetaron los ciudadanos, sólo se había postrado Fr. Berenguel durante los trece días en que estuvo cercado en la catedral,pidiéndole salvación para su vida al Apóstol Santo, el cual tocó entonces en el corazón del traidor Alfonso (el Churruchao) quien puso en libertad al Arzobispo cuando, con gran contento del país y hasta regocijo de la corte pudiera darle muerte, librando a España de un fraile tan guerrero. 127.-Este detalle es gravísimo porque supone dentro de la capilla, en aquella tarde, grandes reconvenciones y violencias en lugar de arreglos de paz y de perdón; pues este caballero se vió obligado a confesar que había asestado su dardo contra el Arzobispo y que era, por ello, digno de esta cruel muerte. ¿Estarían presos y sujetos a tortura en aquella tarde funestísima los confiados parlamentarios, antes de que la chusma armada de cuchillos despedazase sus cuerpos? Esto se hace muy probable. 128.-Es necesario explicar este oscuro pasaje de la Crónica de Fr. Berenguel, pues el caballero Peláez Varela no murió por virtud del Apóstol Santiago, sino que fue ahorcado por orden del Arzobispo D. Rodrigo del Padrón, antecesor del dominico francés. La usurpación de bienes, terrenos, el robo, en una palabra, y la atribución de derechos señoriales en los representantes del que andaba descalzo predicando el desinterés y la paz de pueblo en pueblo, entre los hermanos, hicieron morir en la horca al padre y a cuchillo despedazado al hijo. 129.-Ya que todos son ministros de Satanás y de la parentela, o cuando menos cómplices del gran Traidor (el Churruchao) vamos a contar los que tuvieron el honor de ser despedazados a cuchillo, hoz, o visarma de las gentes campesinas. 1°.-D. Alonso Suárez de Deza (Alias el Churruchao) 2°.-D. Martín Martínez 3°.-D. Juan de Varela (que en las historias se llama de Nendos, por poseer en feudo este Arcedianato de la Iglesia de Santiago). Parece ser eclesiástica y del Cabildo. 4°.-D. Juan García de Mexia 5°.-Gonzalo Yáñez, notario 6° y 7°.-Los hermanos Andrade Después de estos siete quedan, en efecto, cinco, cuyos nombres no indica el Códice, pero que componen el número de doce caballeros. Hernando del Castillo, historiador de la Orden dominica cuenta los mismos doce caballeros muertos, <> Si esto tomásemos en cuenta, creeríamos que en la capilla hubo también alguna lucha sangrienta, por la justa resistencia de los caballeros compostelanos, o que los otros doce hombres de armas que escoltaban a los parlamentarios no quisieron ni debieron rendirse sin antes hacer buen uso de sus lanzas. Es muy lamentable que el Autor de esta Crónica minuciosísima en otros detalles, describa sólo a grandes rasgos esta principal escena, dándonos motivo para sospechar que su silencio, obedec e al deseo de ocultar toda la verdad, de la que resultarían cargos gravísimos contra su Siervo de Dios y señor natural, el héroe de estas guerras. 130.-Esto es: no pertenecían todos al Concejo de Santiago, sinó que eran algunos de estos cinco restantes, caballeros de distintos puntos de Galicia que mediaban en estas negociaciones de paz. Es muy lamentable que no haya medio de averiguar sus nombres, aunque un estudio detenido nos pudiera ofrecer conjeturas muy aceptables, que no nos detenemos a exponer ahora. 131.-El traductor de esta Crónica es de parecer con nosotros que de esta misma relación del biógrafo se colige que, no sólo sabía Fr. Berenguel el horrible crimen que se cometía con los confiados huéspedes, sinó que bajo su dirección se había tramado y llevado a cabo la traidora celada. (N. del T.) Es incomprensible, en efecto, que aquellas alarmas, luchas, gritos, concurrencias de campesinos, cierre de puertas, choque de las armas y muerte y prisión, en fin, de nada menos que veinticuatro hombres en un castillo, aunque fuese éste (que no era), de grandes ámbitos, pudiese pasar desapercibido para el Arzobispo que acababa de salir de la capilla, señalando antes, por su mano, a los asesinos y a las víctimas. 132.-Ya se confiesa aquí, claramente, que la orden para los asesinatos partió del francés Fr. Berenguel y quizá fuese también extranjero el mayordomo, lo cual confirma que el Autor de la Crónica es un español. Si los compañeros de Fr. Gonzalo de Saz, (que era un escritor gallego) los hermanos Hugón y Bernardo eran franceses también, como parece, la alusión de nuestro dominico resultará completa. 133.-Los Procuradores de Santiago estaban encarcelados en la Rocha blanca de Padrón, y es esta ya la última vez que se nombran en esta Crónica, ignorándose la suerte que alcanzaron después. El momento funesto en que se acuerda de ellos el biógrafo y el no citarse siquiera ya sus nombres entre los vasallos que más tarde prestaron homenaje o sufrieron castigo en la rendición de Compostela (antes bien figuran otros procuradores nuevos), nos hace suponer que fueron muertos en su prisión quizá en la misma noche del 16 de Septiembre en la cual Fr. Berenguel abandonó la Rocha-fuerte para trasladarse a la Blanca de Padrón librándose así de alguna represalia que pudiesen intentar los de Santiago al día siguiente, cercándole en el castillo. 134.-No hemos podido observar nosotros si desde los muros de la Rocha-blanca de Padrón se distinguiría la torre de la Rocha-fuerte; pero de todos modos lo que se relata aquí no es más que un sueño de un centinela. 135.-En nuestros artículos titulados <>,-<> y <>, publicados en la Revista de antigüedades Galicia Diplomática, tomo III, páginas 210 al 215, hemos sostenido que la creencia de los españoles en las inclinaciones guerreras del manso y humildísimo pescador de Galilea nació de su propio espíritu religioso mezclado con las gloriosas luchas de la Reconquista, pero sin embargo que hasta bien adelantado el siglo XIV no se le representase a caballo y vestido con militares arreos. El códice del Papa Calisto II escrito hacia el año de 1140, es el primer documento que se refiere a la protección de Santiago en nuestras guerras con la morisma, pero no pasa de contar la visión que tuvo el obispo griego Esteban, representándosele el Apóstol a pie en medio de su capilla de Compostela, <> y llevando en las manos las llaves de la ciudad de Coimbra que al día siguiente fue rendida. No obstante de esto, cuando en 1188 se construyó el grande y famosísimo pórtico iconográfico y polícromo de la Gloria en nuestra catedral, no se representó en él batalla ni alusión guerrera alguna del Apóstol Santiago, del cual hay dos estátuas, una de pie entre los apóstoles con su largo pergamino o rollo, y otra como patrón del santuario sentada en el parteluz, con nimbo lujosamente dorado y guarnecido de pedrería. Ni la moneda acuñada en la fábrica de esta Iglesia, ni la Orden militar de Caballería de Santiago, (ya creada y aprobada por los Pontífices y contra la cual, dividiéndola o suprimiéndola mejor dicho en Portugal, trabajó el arzobispo Fr. Berenguel, legado de Juan XXII), han traido jamás en los siglos XIII y XIV una sola alusión a los malos instintos de guerra del Santo Apóstol. Ténganse muy presentes estos antecedentes y nuestros artículos a indicaciones anteriores para juzgar de las palabras de esta Crónica, escrita después del año 1322. Ni siquiera espada, ni bandera se concede a la imagen santa aparecida en sueños al centinela. Lo que trae en la derecha es una lanza y en la izquierda, embrazado, un escudo. Un sagitario pagano a estilo de la andante caballería, mitad hombre y mitad caballo. De todos modos, es indudable que aquí comienza la idea extrañísima y risible de hacer guerrero español o árabe al Apóstol pescador y judío de nación, Jacobo Zebedeo, catorce siglos después de su muerte. ¡Cómo se escribe la Historia! El Padre Interian de Ayala en su Pintor Cristiano tomo II, página 261 diserta largamente acerca de que en el pueblo de Israel se hallaba prohibido el uso del caballo aún en las guerras y que Santiago, no pudo fallar, ni faltó, a las leyes dispuestas por Dios y por su pueblo. Nadie montaba, un delirio creer que Santiago haya montado jamás a caballo, ni empuñado lanza ni espada en toda su vida. Si en el cielo y después de catorce siglos se volvió sanguinario y caballero es un proceso que debe seguirse en los tribunales del otro mundo, pues los milagros en éste comienzan a ser inadmisibles. Al que se cuenta en este Códice, no se le pueden añadir más palabras que las dichas en el texto, y son bien pocas. <> Esto de ira y de caballo ya no merecen impugnarse: pero es nuestra idea la averiguación de los adelantos que, en la Galicia o en las Galicias cristianas, (como se decían entonces)habían conseguido las fábulas guerreras del Patrón de España. ¿Conocía personalmente, el soñador centinela, (pobre rústico o sabio de las aldeas) al Señor Apóstol Santiago? Catorce siglos después de su muerte, no podía conocerlo este pobre centinela, sinó que le hablase a una distancia de muchos kilómetros, revelándosele, lo cual no sería honorífico para este Zebedeo, ni para el prelado Fr. Berenguel, cuando se le fuese a revelar, a un soldado dejando desairado a todo el Cabildo y Arzobispo de su Santa Basílica. La idea, no obstante del caballo y de la lanza, comienza aquí para el pobre, indefenso, humilde y descalzo apóstol, incapaz de ofender ni de matar a nadie que no fuesen los pescados que cogía en un tiempo con sus pobres redes. Hay que poner coto a los historiadores fanáticos, como son los de las Ordenes. Fr. Hernando del Castillo de la Orden Dominica, creyose obligado, en honor de su General a exagerar estos milagros y dice así: <> etc., (Historia de la Orden de Predicadores, capítulo XXXVI, pág. 57). ¿De dónde se saca del Códice escrito por testigo y AÚN POR EL INVENTOR DE ESTAS VISIONES que al Apóstol Santiago se le viese armado de todas armas como muchas veces se le había visto en España? Esto no lo dice el Códice auténtico del siglo XIV, a pesar de todo su fanatismo y parcialidad, como obra del prior de los dominicos de Bonaval y de haberse escrito en la misma ciudad y Santuario del pretendido guerrero! Hallábanse, pues, aún en formación en 1322 cuando se escribió este Códice no sólo el caballo sinó la espada militar del inofensivo y pobre Apóstol Santiago. 136.-<> (Hernando del Castillo.Ibid.) Esta apología de la Orden de Santo Domingo (Orden que todavía era en Galicia desconocida) hace más probable que el anónimo autor de esta Crónica sea el Prior de Bonaval Fr. Gonzalo de Saz. Castillo que no llegó a conocer a este escritor se la atribuye a los hermanos dominicos Hugón o Bernardo. 137.-La noche del lunes 15 cuando los parlamentarios se retiraban a hora tan avanzada sin haber firmado aún las capitulaciones, aún que llevando el estandarte de la rendición que se les imponía. Había aquí indicios suficientes para sospechar que, en efecto, Fray Berenguel y los suyos habían concebido y preparado el infame crimen en la noche anterior. 138.-Bien claramente se desprende de estas palabras que los asesinatos fueron cometidos ya de noche, pues el tal varón se hallaba en vela, y no dormía como el centinela de la Rocha Blanca de Padrón. El prodigio viene a ser muy semejante en ambos casos, con la única diferencia de que en éste, el Apóstol Santiago va armado de espada y no de lanza, y no se dice si corría a pie o a caballo. 139.-En este pasaje es más expresivo el cronista de la orden de Santo Domingo Hernando del Castillo, que dice así:<>(Historia cit.) 140.-<>, dice Castillo. 141.-Nuevamente se confirma que los asesinatos se ejecutaron de noche. 142.-Grandísimo interés despiesta en este punto la Crónica de Fr. Berenguel de Landoria. ¿Qué se hizo, pues, con los destrozados cuerpos de los doce caballeros? ¿Qué hizo el mismo Arzobispo y cual fue la conducta de los compostelanos después de una catástrofe tan horrorosa? La Crónica siempre tan minuciosa hasta aquí, calla intencionadamente, sin duda, lo ocurrido desde la noche del martes 16 de Septiembre hasta la mañana del sábado 27, esto es, durante once días que todavía tardó en rendirse la ciudad. Pero en este momento en que vuelve a reanudarse la relación de los sucesos aparecen, sin saberse con que motivo reunidos a las puertas de Compostela, no solamente los Concejos de Pontevedra de Padrón y de Noya sinó (lo que es más significativo), el antiguo aliado de Fr. Berenguel, el obispo de Lugo don Rodrigo. Esta circunstancia y varias frases y veladas indicaciones del Códice hacen suponer que, o el Arzobispo francés lo tenía ya todo preparado para una guerra sin cuartel, o que, después de la muerte de los doce caballeros reunió apresuradamente un ejército más potente que nunca, llamó en su ayuda al obispo lucense y cayó sobre Santiago cuyos ciudadanos desfallecidos <> Este último cerco a Compostela debió ser horrible por el silencio sospechoso que sobre él guarda el cronista, por el modo incondicional en que se rindió la plaza y las ceremonias de pleito homenaje, que denotan el terror de los habitantes. Que el Arzobispo tenía sobre la ciudad un ejército y aún máquinas de batir se deduce de no permanecer en ella, después de tomada, más de un día, saliendo inmediatamente con sus gentes y sus ingenios contra los hijos y nietos del muerto D. Alonso el Churruchao que se habían levantado en armas en sus tierras. 143.-Esto bien indica la nueva oposición y resistencia de Compostela, después de la catástrofe de la Rocha el 16 de Septiembre, porque los tratados o capitulaciones estaban ya terminadas el día 15, y si las hubieran admitido o ratificado ambas partes continuando en iguales condiciones, no hubiera necesidad de nombrar nuevos negociadores para la paz. La resistencia de Santiago, empero, debió ser de esta vez, aunque desesperada, muy breve. Apuntamos como posibles y aún probables varias excisiones entre los ciudadanos que debieron dar por resultado una revolución interior, el nombramiento del nuevo Concejo del partido más favorable a la sumisión y la huída de los hijos y nietos del Churruchao y de otros caballeros parientes de los asesinados, que, temiendo correr igual suerte aparecen fortificándose en sus tierras. En el Concejo, para confirmar lo que decimos, aparecen como nuevos Alcaldes Juan Bello y Sancho Pérez Bugareto, que fueron los que rindieron la ciudad. 144.-Basta esto, para comprender el texto de las nuevas y mal llamadas negociaciones de paz. Está terminante. Entréguese la ciudad al arbitrio completo del vencedor, su dueño, sin reconocimiento alguno de execciones ni privilegios reales que eran los que había invocado la Revolución, especialmente, los concedidos por San Fernando y por Alfonso el Sabio, y que después restablecieron, en tiempos de los Fonsecas, los buenos Reyes Católicos. El principal era el derecho de la ciudad a elegir Alcaldes. Respecto al perdón de los culpables, el Arzobispo, no solo no se obligó a nada, sinó que hizo rigurosa justicia feudal. No fue pues, la de Santiago una capitulación, fue una conquista. 145.-<> les llama Castillo para diferenciarlos, sin duda, de los antiguos cuatro procuradores que fueran villanamente presos en Tordesillas por la reina doña María y entregados al Arzobispo para que hiciese justicia en sus cuerpos. Estos nuevos procuradores ¿procedían del moderno Concejo de Bello y Bugareto, siendo, acaso, los negociadores de la rendición arreglada con Fr. Gonzalo de Saz? Es de sentir que no se nos den sus nombres como se dieron los de los anteriores. 146.-Estos son los doce hombres que escoltaban a los otros parlamentarios del Concejo y fueron presos en la Rocha, como hemos dicho. 147.-En otro lugar le llama ermita. Esta iglesia de Santa Susana, fundada por el Arzobispo Gelmírez, (siglo XII) subsiste actualmente en parte, ensanchada y modificada en estos últimos siglos. 148.-Estos hijos y vasallos eran los jefes de sus tropas y los Concejos y caballeros de Pontevedra, Padrón y Noya. 149.-Nótese que el Autor anónimo de esta Crónica llama hermano a este Abanza, prueba evidente de que era un fraile quizá de la orden dominicana. 150.-De las llaves de la ciudad y del Sello, se habían apoderado los compostelanos (cuando ambas cosas pertenecían al Cabildo en sede vacante), apoyándose en los antes citados privilegios, muchos de ellos comprados a los reyes en varios y cuantiosos donativos, y derogados con frecuencia momentos después de haberse agotado el último maravedí, con ansias de nuevas ventas al Concejo y nuevas exigencias al pueblo. Los últimos diplomas de franqueza que estaban vigentes y que anularon Doña María de Molina y su hijo el infante D. Felipe, tutores ambos del niño rey Alfonso XI, eran los privilegios ya repetidos del Rey San Fernando y del Sabio Alfonso X, por los cuales se concedía a la ciudad de Santiago el derecho de tener las llaves y de elegir doce vecinos para constituir el Concejo, escribiendo sus nombres y llevándolos debajo de cobres al Arzobispo para que este nombrase de entre aquellos, dos Alcaldes. Conquistada Compostela por esta fuerza de armas y entregadas a Fr. Berenguel las llaves con los Cobres (o el Sello) creemos nosotros que no hubo en Santiago Concejos ni Alcaldes por verdadera elección popular al menos durante un siglo. Los Reyes Católicos volvieron a confirmar los privilegios de Santiago, pero no obstante de ello, no se practicaba apenas este derecho cuando en 1584 todavía dio comienzo el largísimo y curioso pleito llamado de las Llaves entre la ciudad y el Cabildo el cual pleito no se finalizó hasta el 24 de Diciembre de 1745. Durante estos ciento y sesenta y un años que duró el litigio, el Ayuntamiento de Santiago, apoderado de las llaves verdaderas de la ciudad, entregábaselas a los Arzobispos como señores de ella en una bandeja de plata; rechazábanlas éstos, y recibían de manos del Cabildo otras fingidas de madera dorada, entre las correspondientes actas y protestas de los escribanos, con lo cual seguía el pleito. Pero la ciudad de hecho había recuperado las llaves y el sello en el siglo XVI. (Véase sobre tan curiosas historias y competencias en nuestra Revista de Antigüedades Galicia Diplomática). 151.-No puede ser este Gundisalvo otro que Gonzalo de Saz, el pricipal negociador de la paz y Prior de Bonaval, que ejercía ahora de Asistente o Justicia del Arzobispado. 152.-Ya habíamos supuesto, y se confirma,que la rendición de Santiago no se verificó sinó por medio de una escisión, huyendo los principales y más comprometidos rebeldes para continuar la guerra en diferentes territorios, y aún procurando poner en armas a toda Galicia, lo cual bien hubieran conseguido antes, pero no después de vencida Compostela. El Arzobispo absuelve, pues, a los presentes, pero no a los ausentes. 153.-Domingo 28 de Septiembre de 1320. 154.-Gonzalo de Saz, a quien creemos autor de esta Crónica. Según parece por estas palabras, el que fue fundador y prior del convento de Bonaval (como aparece por otras escrituras anteriores), ya no figura en ésta como superior del monasterio, por más que le siga inmediatamente al firmar. ¿Acaso no será aventurada nuestra indicación de que Gonzalo de Saz, tomando en sus manos el juramento y pleito-homenaje a los Compostelanos sobre el monte de Santa Susana ejercía de Pertiguero Mayor de las tierras del Apóstol Santiago, cargo vacante por muerte del desdichado don Alonso Suárez de Deza (el Churruchao), o cuando menos el Asistente y Justicia del Arzobispo, habiendo cesado por esta causa en el cargo de Prior? Quizá no vayamos descaminados al creerlo así; no solo porque los grandes méritos de este escritor gallego le hacían acreedor a semejantes distinciones y dignidades, sinó que el haber sido durante estas guerras el compañero inseparable y fidelísimo de su Siervo de Dios, Padre y Señor natural Fr. Berenguel, su íntimo en todas las negociaciones y arreglos de paz y de guerra y por último (y tal vez con acuerdo de ambos), su cronista, bien merecían por premio el primer puesto en la diócesis y en el señorío, después del triunfo. 155.-Estas escrituras, (que más que de convenio pacífico y capitulación honrosa, como se pretende que aparezcan en esta Crónica, son de baldón y servidumbre eterna estipulada ya de padres a hijos y conseguida por la fuerza sobre Compostela), debieron de reproducirse, en tres o más copias: pero sin duda alguna, en tres. La primera original y única, que debía existir en los archivos del palacio Arzobispal. La segunda, autorizada y sellada, igualmente, que debía quedarse en el Archivo de la Catedral de Compostela, y la tercera, copia simple o autorizada, con rúbricas y sellos, en los Archivos del Municipio de Santiago. El hallazgo de alguna de estas copias sería inapreciable para la historia de Galicia; más inapreciable, todavía, que el hallazgo de la presente Crónica, con ser muchísimo lo que esta vale. ¿Que escrituras eran? ¿Cuántas?¿Qué condiciones, en fin, se estipularon? ¿Cómo se trató por el nuevo Señor a los rebeldes ciudadanos? Esto no lo quiso decir nunca el autor de este relato, ni en los dos cercos de Compostela, ni en Tordesillas, ni en Valladolid, ni últimamente en los trances criminales de la Rocha, ni en el Concilio famoso de Ante-Altares! ¿A qué puede atribuirse en un cronista, antes tan minucioso y detenido, esta conducta del silencio ahora en lo más importante del asunto que trata de describir? ¿Cómo en las guerras contra los Compostelanos es tan exacto y escrupuloso en su diario que camina no solo día por día sinó jornada a jornada, y llegadas es tas grandes ocasiones de tréguas, de escrituras, de pactos, falsedades y asesinatos, da este cronista la callada por respuesta? ¿Cómo siendo el principal negociador y hallándose en todos los secretos no insertó estas escrituras en su Crónica, una vez que ellas debían de proclamar y por si solas avalorar con su texto y con las firmas de tantos prelados de órdenes religiosas, caballeros y testigos la piedad y santidad de tan bondadoso siervo de Dios? No se halla medio de contestar a estas preguntas; pero el caso es que los auténticos no aparecen en ninguno de los tres Archivos en que debían existir originales y traslados, ni se sabe que hayan éstos servido para pleitos posteriores. En el Archivo del Ayuntamiento de Santiago que hemos revisado cuidadosamente, no hay documento alguno, ni en original, ni siquiera en copia de este siglo XIV, comenzando el Tumbo de Tablas a finales del siglo XV, y los libros Consistoriales en 1502. Esto se comprende muy bien por el lamentable incendio que destruyó este Archivo, preciosísimo para la historia gallega, el día 20 de Agosto fiesta de San Bernardo de 1539 hallándose las arcas de papeles en la torre de Fructuoso Galos, regidor; incendio que se cree intencionado. (Véase nuestra Revista de Antigüedades Galicia Diplomática, tomo I, página 9). De lo que exista en los otros archivos no nos hacemos ilusiones. Deben estar tan desquiciados y maltrechos como el del Ayuntamiento, y de ninguno hay inventario ni catálogo. Esto último constituye todavía una esperanza. 156.-El domingo 28 de Septiembre de 1320. Es decir que no perdió un momento en aprestarse para continuar la guerra contra sus enemigos. 157.-San Juan d'a Cova a orillas del Ulla, antiquísimo monasterio de canónigos reglares de San Agustín. (Castillo dice Forca) En esta excursión guerrera de Fr. Berenguel distínguese el Concejo de Santiago que le seguía con sus gentes de armas. Llevaríalo el Arzobispo para que se convenciesen a su vista los rebeldes de que ya no podían esperar nada de sus antiguos aliados los compostelanos antes bien, sumisos éstos a su señor, venían a someterlos en son de guerra. Hemos de notar que con el Arzobispo no iba el prelado de Lugo D. Rodrigo, y es de presumir que se quedase guardando a Compostela con sus gentes, medida altamente previsora y necesaria en las conquistas la de mudar las guarniciones naturales por las extrañas. 158.-Al día siguiente de haber llegado, que era jueves, según la cuenta que llevamos. 159.-El jueves 16 de Octubre de 1320. Nótese la rapidez en las operaciones. 160.-Tres días, dice Hernando del Castillo que se detuvo Fr. Berenguel en el monasterio de Carboeira, como le llama, y añade que estos parientes del traidor Alfonso, eran sus hijos o nietos. En efecto, habiendo llegado a Carboeiro el mismo jueves 16 de Octubre permaneció allí hasta la madrugada del Domingo, no esperando a que se acogiesen a su clemencia los hijos y nietos del Churruchao sinó preparando una gran máquina para batir el castillo de Gallegos. 161.-<> (Hernando del Castillo: Hist. cit. cap. XXXVI del tomo II, pág. 57). 162.-El cronista de Fr. Berenguel indica en estas lineas que lo que se hizo con la persona de Diego Gómez de Deza no fue justicia, pues que merecía la muerte, pero tampoco perdón completo, pues hubo de sufrir algún castigo más e menos moderado, a su juicio, y al arbitrio de su compasivo Padre y Señor, aunque más tarde hubo éste según afirma de devolverle las tierras que poseía en feudo de la Iglesia de Santiago. Esta devolución no debió ser por el momento, según parece pues ya vemos que mandó demoler el Arzobispo hasta sus cimientos el castillo de Gallegos desconfiando de los rebeldes. Tampoco, a ser verdad, (hay grandes razones para dudarlo), debió ser duradera, semejante restitución, pues cuarenta y seis años más adelante vemos a esta familia de Churruchao pobre, desalojada de todas sus posesiones y fortalezas así propias como de la Iglesia, pidiendo justicia al rey D. Pedro y asesinando dentro de la catedral de Santiago al Arzobispo D. Suero Gómez de Toledo, el quinto sucesor de Fr. Berenguel en la enriquecida silla compostelana porque se negaba todavía a la devolución de las tierras conquistadas en esta ocasión. No se confirma, pues, la restitución de que nos habla este apologista, y por lo tanto aún queda la sospecha de que no debió de librarse este caballero Diego Gómez de Deza de las venganzas del dominico francés, su vencedor, antes al contrario bien indica el Códice, o el cronista que lo escribió, que de Diego Gómez no hizo Berenguel sinó Justicia, mezclada con la misericordia. Esto quiere decir que no lo mandó asesinar; pero que lo afligió, cuando menos, con tormentos. 163.-Este castillo de Gallegos fue demolido, en efecto, y no debió reedificarse jamás porque no vuelve a figurar en los inventarios de bienes de la Iglesia Compostelana, ni en ningún otro documento de la historia de que hayamos hallado noticia en los archivos. Un curiosísimo recuento de fortalezas de la Mitra guardamos original en nuestro poder, fechado <> ante los jueces árbitros de cierto pleito, seguido entre el arzobispo de Santiago D. Juan de Tabera y su antecesor en la misma diócesis (que había ocupado la de Toledo) D. Alfonso de Fonseca, en el cual aquel reclamaba a éste <>, y dice lo siguiente: Las fortalezas y casas llanas del Arzobispado de Santiago que hestan agora en pié, é parte dellas caidas é destrozadas, é otras mal reparadas: El castillo de Lobera. El castillo de Jallas. El castillo de Grobas. El castillo de Pico-Sagro o Monte Sagro. La fortaleza de Otes. La fortaleza de la Barrera. La fortaleza de Meocía. El castillo de Castro de Montes. La fortaleza de Rodero. El tapal de Noia. La torre de Caldas. La Iglesia de Santiago e las torres de la plaza e cárcel. La torre de la villa de Muros. Las torres de la villa de Ponte Vedra. Las torres de la villa de Padrón. La fortaleza de Bilbestre. La casa del lugar de Muelas. Las fortalezas e casas que están de todo punto de Rocadas. El castillo do Este. El castillo de Rocha fuerte. La fortaleza de Mellid. La Rocha de Padrón. Casa fuerte e de plas. La casa e palacios Arzobispales de Santiago. En total son 23, seis de las cuales fortalezas estaban completamente derribadas al partir para Toledo don Alonso de Fonseca en 1524 y entre ellas el célebre castillo de la Rocha-fuerte. Entre todas estas fortificaciones estaban las que habían pertenecido a los Churruchaos como Jallas, Barrera, Rodero, Tapal de Noya, torres de Pontevedra, etc. pero no figuran los derribados castillos de Gallegos, y Ledesma, tomados por Fr. Berenguel. Ochenta años más adelante, es decir, en 1603, se contaron por orden de la Real Audiencia las cárceles y fortalezas existentes en Galicia, y ya no aparecieron pertenecientes al arzobispo de Santiago más que ocho a saber: la torre de Caldas de Reis; la casa y fortaleza de Lestrove (Padrón); la casa de Mens o Megs; el castillo de Rodero o Rodeiro; el Tapal de Noya; la torre de Pontevedra, la de Rianjo (desmantelada) y la torre cárcel de Santiago. 164.-El 19 y 20 (domingo y lunes) se ocuparon en la destrucción del castillo de Gallegos los soldados de Fr. Berenguel y el martes 21 de Octubre continuaron su expedición triunfante. 165.-<>, dice Fr. Hernando del Castillo. (Hist. cit. tom. II, cap. XXXVI, pág. 57) 166.-Esta famosa máquina de guerra a cuya sóla vista los defensores de la torre de Ledesma habían huido y se entregaron aterrados los del castillo de Gallegos, ¿sería aquel mismo trabuco que habían inventado los compostelanos para arrojar a largas distancias piedras enormes y con el cual habían hecho en una noche tanto daño desde sus murallas al convento de Bonaval que obligaron a huir al Arzobispo hacia la cumbre del Almáciga cuando una gran piedra había atravesado su aposento destrozando sin duda el edificio? 167.-El lunes después de seis o siete días de asedio. Esta gran detención en la marcha triunfante del Prelado que cada día contaba una victoria, nos hace sospechar que el A. de esta Crónica vuelve a ocultarnos la verdad de los sucesos y que hubo en efecto combate y tenaz resistencia de armas antes de rendirse la casafuerte de Chapa. El mismo Fr. Hernando del Castillo en su Historia de la Orden de Predicadores confirma esta opinión, pues hablando de este sitio dice de los cercados: <> El mismo autor dice que Fr. Berenguel mandó reparar la fortaleza, lo cual demuestra que hubo asaltos y que comenzó a funcionar la máquina de batir, por lo cual quedó la casa de Chapa algo maltrecha, causando esto el desaliento y rendición de sus defensores. 168.-Al día siguiente de la rendición, el martes 28 de Octubre de 1320. El haber puesto Alcaide en Chapa y no haberse mandado demoler ésta, como las otras fortalezas, nos demuestra lo que pudo ocurrir en el consejo que Fr. Berenguel celebró con sus vasallos y caballeros, y que el prelado francés era más sanguinario y más vengativo que capitán prudente. Dejaba atrás la tierra talada y los enemigos aterrados, pero hostiles y llevaba en su ejército otro ejército de prisioneros que servían de gran estorbo. La resistencia se notaba cada vez más desesperada en la conquista de la comarca y quizá fue aconsejado el Arzobispo (y muy cuerdamente por cierto) que dejase defendida la tierra, abierta la retirada y puestos a buen recaudo los prisioneros; pues en todo caso de una derrota le servirían de rehenes. 169.-Esta fuerte y soberbia casa, parece que centro de todas las operaciones de esta rápida campaña, fue la casa fortaleza llamada de Fervida o Fervide, según lo asegura también el cronista de la Orden de Santo Domingo, tantas veces citado, Fr. Hernando del Castillo, añadiendo que se hallaba dicha casa fuerte en poder de dos nietos del difunto Alonso Suárez.<>...<><> etc. 170.-Era el sábado, cinco fechas después de salir de Chapa el ejército sitiador y cuatro días cuando menos de sitio. 171.-Cosas horribles que se nos ocultan, debieron pasar en estos asaltos y rendición de estas fortalezas si se tiene presente que sus poseedores eran hijos y nietos del noble anciano que pocos días antes había sido mandado despedazar por Fr. Berenguel. Lo que refiere el autor anónimo acerca de la piedad y misericordia de este su siervo de Dios y de la esperanza de los que a él se entregaban es estilo propio de quien pretende encubrir con estas hipócritas apariencias de santidad los crímenes más horrendos. Que estos hijos y nietos del Churruchao no se entregaron al verdugo de su padre sinó a la violencia, furia y poderío de los sitiadores no hay necesidad de probarlo. Es, además, extrañísimo que el Códice no nos comunique el nombre de estos nietos del Churruchao sitiados y rendidos en la Casa-fuerte de Ferride, uno de ellos ya mozo, y el otro niño de poca edad. Alguno de estos nietos del anciano D. Alonso Suárez de Deza creemos nosotros haya sido el padre de aquel bizarro vengador Fernán Pérez tan llevado y traído por los historiadores, poetas y novelistas, por haber dado muerte en la catedral de Santiago al Arzobispo D. Suero, quien como sus antecesores le retenía tierras y castillos de su familia sin querer restituirsela desde el tiempo de estas conquistas, como queda dicho. Téngase presente que, desde esta época de crímenes, 1320, hasta la de las venganzas, 1366, van cuarenta y seis años y Fernán Pérez era un joven cuando asesinó al arzobispo de Santiago hallándose su padre entre los caballeros que acompañaban al rey D. Pedro I de Castilla. Quizá pues, ese misterioso niño que se rindió y fue esclavizado en la casa fuerte de Fervide, aunque no contase más que ocho años, al perder la libertad y la fortuna, dio origen a la famosa leyenda tan poética y lastimosa de los Churruchaos, vagando de puerta en puerta pobre y desdichado, señalándosele con el dedo por todas partes, hasta tener un hijo llamado Fernán Pérez que vengó tantas infamias, duelos y desventuras como le había de referir su perseguido padre. De todos modos el famoso Fernán Pérez de las fábulas románticas resulta ser un hijo de alguno de estos nietos de D. Alonso Suárez de Deza, y con más probabilidades del niño de Fervide; y resulta así mismo haber venido al mundo Fernán Pérez como unos veinte años después de que su honrado, poderoso y noble bisabuelo el Churruchao fuera despedazado en la Rocha fuerte. Las fechas son ciertísimas. 172.-Bien se nota que el autor de esta Crónica, aún siendo apologista de su siervo de Dios, le quita el mérito de la expontaneidad en todas sus acciones generosas a Fr. Berenguel, manifestando que se las aconsejaban sus caballeros y vasallos. El principal de éstos era Gonzalo de Saz que evitó grandes castigos, según parece, y una espantosa efusión de sangre en todas estas guerras. De esta vez, en la rendición de Fervide con un mozo y un niño, (que unos dicen sobrinos, y otros, nietos del Churruchao), los caballeros o capitanes que guiaban al Arzobispo habían adoptado una medida política de gran alcance con el perdón de estos delitos a dos niños que verdaderamente no habían tomado parte en la revolución compostelana, y que, como huérfanos, tenían simpatías en todo el ejército. Además los pueblos todos de Galicia estaban aterrados con tantas muertes, y la nobleza indignada contra el prelado francés por los infames asesinatos de la Rocha fuerte. El mejor partido, era pues, (y así lo consigna este autor en su buen deseo) dejar por de pronto las tierras en manos de los mismos que las poseían, aunque derribándoles sus fortalezas y conminándoles con el despojo, hacer que esto contase así, publicamente para aplacar los ánimos exaltados, y después de transcurrir el tiempo necesario, ir despojando nuevamente y poco a poco a estos hombres de todas sus haciendas. Si se ha llevado a cabo, o no esta medida política, podemos verlo más adelante; pero lo que aquí podemos observar es, que los Arzobispos de Compostela, como ya queda repetido (.........) desde esta fecha absolutos dueños y señores, no sólo de las tierras de la Iglesia que se decían en feudo o en tenencia, sinó también de los bienes propios, patrimoniales de la desdichada familia de Suárez de Deza, de la de Sánchez de Ulloa y de otras principales de Galicia, unidas todas y pidiendo justicia a los pies del trono o contendiendo todavía con las armas y con los Arzobispos sucesores de Fr. Berenguel. Lo que vemos es al rey D. Pedro de Castilla, al pasar por Santiago en su huída a Bayona de Francia, cortar con su espada sangrienta esas deudas terribles de venganza entre las víctimas y los asesinos, entre los vencidos y los vencedores, entre los dueños del botín de la guerra y los despojados. Y vemos, finalmente, que, si después de los asesinatos cometidos en las personas del Arzobispo D. Suero y de su Deán Pero Alvárez, los Churruchaos se volvieron a posesionar de algunos de sus castillos, como el de la Barreira, después del crimen de otro francés en Montiel habiendo seguido triunfante la política del clero representada por el fraticida Enrique II, estas familias fueron para siempre proscritas y sus bienes para siempre confiscados. 173.-Hasta el día 3 de Noviembre, por la cuenta que llevamos, estuvo acampado Fr. Berenguel en los campos de Fervide. El sábado 1° se hizo la rendición y el domingo 2 se comenzó a demoler la casa fuerte, levantándose el lunes el campamento. 174.-Falta la fecha de este día; pero por la exacta cuenta que nosotros llevamos resulta ser el martes 4 de Noviembre de 1320. La idea de entrar triunfante en la capital de su diócesis y visitar antes que nada al Santo Apóstol y a su Iglesia le fue sugerida por sus buenos consejeros, pues la primera intención de Fray Berenguel era dirigirse a la Rocha fuerte porque sin duda llevaba grandes cosas que guardar allí, esto es, el gran botín y los numerosos e importantes prisioneros, muy conocidos e imperantes en Santiago aún no hacía muchos días. 175.-Esto es: las tropas, además del Concejo y ciudadanos, fueron hasta la Rocha obsequiando al vencedor de los Churruchaos. 176.-El antecesor de Fr. Berenguel de Landoria llamado D. Rodrigo II de Padrón había levantado esta fortaleza para defender la Iglesia por la parte del sur, pues por la del norte ya estaba el alcázar fortificado y por occidente la torre mayor de la Plaza. El cubo, de once metros por lado es tan fuerte y sólido que sobre él se sustenta actualmente la torre moderna hasta la altura de ochenta metros terminada en 1680. La ocasión en que D. Rodrigo II comenzó esta fortaleza fue la siguiente: Asistía con sus gentes al rey Fernando IV, llamado después el Emplazado, en el sitio de Algeciras, año 1310, cuando los compostelanos se levantaron en armas. Acudió el arzobispo al rey y los del Concejo enviaron a Julián Martínez y otros procuradores, pero en 25 de Julio de 1311 dio sentencia el monarca a favor de D. Rodrigo. (Archivo del Ayuntamiento). Hubo, no obstante, dificultades para vencer al Concejo pues la rebelión habíase generalizado en toda Galicia y los obispos de Lugo, Tuy y Orense luchaban también contra sus ciudades y habían acudido a las armas. Sometió a los compostelanos D. Rodrigo después de varios combates y comenzó a edificar entonces la torre fuerte de la Trinidad que quedó por terminar a su muerte en 1316. La terminó, pues, Fr. Berenguel en 1320, llevándola a una altura como de 24 metros y coronándola de almenas como lo estaba ya todo el templo con otros cubos y torres menores que flanqueaban sus puertas como un inmenso castillo. (Véase dibujo sacado del Archivo de la misma Catedral y que publicó el canónigo Sr. Zepedano en su Historia y descripción de esta basílica). Este arzobispo D. Rodrigo II de Padrón fue como queda dicho, quien ajustició a Peláez Varela. caballero del Concejo y padre de Juan de Varela. El sepulcro de tan memorable prelado ya no existe, pero según una nota existente en los archivos de la catedral tenía escrito el siguiente epitafio que publicó el canónigo Sr. Ferreiro y que reproducimos como curiosa memoria. Vir cvnctis bonvs Rodericus Metropolitanvs Dictvs Patronvs Jacet Hic. Per Qvem Jacobita Ecclesle Domita Fvit Vreis. Qvi Perpetva Vita Vivet Fermvlta Saecula. Qvi Obiit Salmanticae era M.CCCIV Die....Mensis Novembris et Fvit Hic Sepvltv Die Sci Nocholai Anno M.CCCXVI. 177.-Esta nueva torre llamada Berenguela estuvo, según parece sobre el centro del templo donde hoy se levanta la cúpula o cimborrio, aunque algunos creen la construyó Fr. Berenguel hacia los palacios arzobispales. Nosotros creemos la levantó sobre los arcos torales y se derribó luego para construir la cúpula. La famosa máquina que hizo temible a Fr. Berenguel combatiendo las fortalezas más sólidas y que después colocó éste sobre su torre de defensa para imponerse a la ciudad rebelde, ya no cabe duda fuese el mencionado trabuco, inventado por los mismos compostelanos para arrojar piedras con gran poder y alcance. Nadie mejor que los mismos Churruchaos que lo habían disparado desde los cubos de la puerta del Camino o francígena de Compostela contra el monasterio de Bonavallis donde estaba el Arzobispo, tenía noticia mejor de las excelencias de semejante artillería por lo cual se resistieron poco en las fortalezas de Deza. 178.-En Noviembre de 1320. 179.-Llamábase Fray Guillermo Petri, obispo Sabino, y era cardenal romano y natural de Bayona de Francia, compatriota, pues, del Papa Juan XXII y como Fray Berenguel, el anterior legado, pertenecía a la Orden dominica. Al enviar el Papa este nuevo nuncio a Castilla para entender en los asuntos encomendados anteriormente al Arzobispo de Compostela daba clarísimas muestras de su disgusto y de no hallarse satisfecho de la conducta poco celosa y prudente de su antiguo legado y compatriota. Los motivos son demasiado conocidos en la historia. El nada había hecho por la causa del infante de La Cerda, ni por los intereses del Papado, ni se había acordado ya hacía tiempo de estrechar las relaciones entre ambas cortes. Habían transcurrido tres años y el legado Fr. Berenguel ocupándose exclusivamente de sus asuntos, de sus venganzas, de su señorío temporal, de la posesión, en fin, de su ciudad y castillos, ni había hecho en la corte otras gestiones ni escrito al Padre Santo otras noticias que las de la rebelión de los Compostelanos en súplica de las cartas de excomunión mayor para los que le negasen el señorío, incluso las personas reales y sus tutores. Por lo demás las cosas de la curia continuaban totalmente abandonadas, hallándose el Papa en la necesidad de enviar a otro dominico francés, a Fr. Guillén o Guillermo Petri, con instrucciones y autoridades amplias. El Cronista Fr. Hernando del Castillo en su Historia de la Orden de Predicadores con una apología entusiasta de Fr. Berenguel, al hallarse con este otro legado en España con tantas atribuciones, le llama ad-latere en la legacía, pero es de todo punto inexacto. Los poderes pontificios en la ingerencia política y eclesiástica dentro de los reinos de Castilla residieron in totum en el nuevo legado de tal suerte, que el mismo Fr. Berenguel hallándose por aquel medio destituido hubo de mostrar su disgusto contra Juan XXII y el cardenal Guillermo, retrayéndose de los Concilios y de la Corte en los primeros momentos como se irá notando en esta relación. 180.-El infante D. Felipe se había alejado por completo de todos los asuntos de Galicia, tierra donde se criara amaestrándose en el gobierno y la cual destrozada y hecha un lago de sangre, a causa de sus propias ambiciones, abandonaba ahora, aspirando a posesionarse el sólo de la tutoría de su sobrino Alfonso XI. D. Juan Manuel y D. Juan el Tuerto señor de Vizcaya, eran sus competidores, y habiéndose dividido entre los tres el gobierno de los reinos eligió don Felipe el de Andalucía. ¡Cómo volver a Galicia, cuando la mejor nobleza había sido sacrificada por su causa! El Arzobispo de Santiago que tenía ciertos tratados de alianza con el señor de Vizcaya, como queda referido siguió el partido de éste contra las pretensiones del infante D. Felipe. Una gran anarquía reinaba en todos los pueblos y entre los nobles un desordenado egoísmo del mundo. El clero estaba igualmente dividido y rebajado pues los prelados de Toledo y Zaragoza sin reconocer supremacía acababan de excomulgarse recíprocamente en las Cortes de Aragón y en ambas diócesis acababan de cerrarse las iglesias apagando los cirios en las pilas de agua bendita en entredicho escandaloso y público; ¡y a todo esto el legado apostólico Fray Berenguel de nada daba cuenta al Papa ocupado en tomar los castillos de los Churruchaos y en ahorcar a los rebeldes de Santiago! Considerando Su Santidad cuan necesario era influir en la elección de una tutoría favorable a sus intereses envió al nuevo legado cardenal Guillermo, obispo Sabino, quien convocó para el objeto el Concilio de Palencia. 181.-El Arzobispo de Santiago Fr. Berenguel no asistió, en efecto, al Concilio enojado por habérsele privado de la legacía Pontificia y su panegerista comienza a disculparle y librarle de las excomuniones fulminadas suponiendo falsamente que el mismo Papa le había escrito aconsejándole que no asistiese al Concilio que con tanta urgencia se trataba de reunir a causa de que su propia inacción en los descuidados asuntos de la curia romana había puesto en peligro grave los intereses de la Santa Sede en España. Esta supuesta dispensa es, pues, inverosímil y muy conocida e intencionada la fábula del cronista. En la convocatoria que el cardenal legado hizo para el Concilio de Palencia que debía reunirse el día 8 de Abril de 1321 y bajo las censuras que quedan indicadas no se exceptuó de la asistencia a ningún prelado del reino sin motivos bastantes para ello. Fr. Berenguel no acudió a este primer llamamiento ni quizá a otros repetidos y probables, hasta que después de casi transcurrido un año se presentó al fin en Palencia a ver a su colega de religión y compatriota francés Fr. Guillermo Petri, pero en realidad fue obligado estrechamente por los tratados de alianza y deudas que tenía con la casa de Vizcaya, para influir en el Concilio a favor de la tutoría de D. Juan Núñez contra la candidatura del Infante D. Felipe, temiendo al mismo tiempo, como es de suponer, que si éste triunfase en la gobernación de los reinos favoreciese de nuevo a la familia y partidarios de los Churruchaos, y a las libertades del Concejo de Santiago. 182.-Esta disculpa es algo más razonable que la de la expresa licencia del Pontífice, porque su viaje ofrecía en efecto grandes peligros, no obstante de ir siempre el Arzobispo muy bien armado y resguardado por multitud de caballeros y soldados. Pero el prelado fue al fin a Palencia y verificó otros muchos viajes sin el temor que revela su cronista a las emboscadas especialmente en un pais como Galicia en donde tantas veces sus enemigos le perdonaron la vida. Volvemos, pues, a afirmarnos en la creencia de que, la ausencia de Fray Berenguel al principio del Concilio Palentino fue ocasionada por el desaire que le hizo su compatriota Juan XXII sustituyéndole en su legacía por el cardenal obispo Sabino de quien había sido el general de la Orden. La prueba está en que habiéndose quejado de esta destitución, eligiole el Papa su legado en Portugal, como veremos, y para aquella corte se fue, sin temor a las emboscadas, aunque en verdad que la muerte de este hombre ha sido tan misteriosa que la historia no sabe de ella una sola noticia. 183.-Es decir, fuera de su diócesis y señorío y fuera del señorío de otros obispos. 184.-Apesar de que casi todo el territorio gallego pertenecía a los obispos de Lugo, Orense, Tuy, Mondoñedo y Santiago, y a los grandes monasterios y encomiendas de las Ordenes, aún quedaban algunos nobles independientes uno de los cuales era este Alvar Sánchez de Ulloa de la casa de Monterrey que poco después tomó el título de condado con este mismo apellido. Parece, pues, que gran parte de esta nobleza gallega independiente, justamente indignada por los asesinatos de la Rocha-fuerte se habían confabulado en este tiempo contra el Arzobispo, siendo este D. Alvar Sánchez el primero, aunque sin duda fuera de ocasión, que se atrevió a romper con él las hostilidades. 185.-Es indudable que existía, pues, una especie de hermandad entre la nobleza contra Fr. Berenguel, y que éste se apresuró, (aún sin tantas amonestaciones y avisos como se dicen) a destruirla en sus principios, atacando al más osado y poderoso de sus enemigos, no del todo declarados. 186.-La traducción literal es <>. Buenos capitanes debían ser Bello y Buigareto, sus alcaldes; y buenos soldados los compostelanos, pues desde la rendición de Santiago y anexión de este ejército, todas fueron victorias para el Arzobispo, cuando antes todas eran derrotas y desgracias. 187.-Descúbrese aquí nuevamente la confederación de los nobles contra el Arzobispo y que éste después de incendiar el castillo de Felpes se dirigía contra otras fortalezas. Quizá puso sitio a algunas que el autor de esta Crónica no declara, o quizá hubo otras catástrofes parecidas, cuando estos nobles llegaron hasta él a suplicarle perdón y a rendirele pleito homenaje de sus castillos y bienes. Es probable que tuviese lugar algún encuentro con ejércitos coaligados y que, derrotados éstos y hechos algunos escarmientos como los de la Estila en Compostela, fuesen obligados por rehenes los nobles de la confederación a rendirse de una manera tan humillante. Algún acto, indudablemente más importante que el incendio de Felpes debió traer por resultado esta sumisión incondicional de la nobleza. El cronista dominico Fr. Hernando del Castillo dice que <> (Hist. de la Ord. de Predic. tom. II, cap. 37, página 60) No obstante de la amistad y alianza del miedo, pocos años después vemos desaparecer a Fr. Berenguel de la escena de la historia y de la vida de una manera tan misteriosa que más terror nos impone a nosotros el pensar en una muerte desdichada y oscura que a los nobles orensanos del incendio y destrucción de Felpes, quizá sin cuartel ni piedad para sus defensores, excepto el noble Alvar Sánchez que quedó por esclavo del Arzobispo conquistador. Los nobles vencidos de esta manera, y cuyos nombres no se apuntan en esta Crónica, quedaron como feudatarios del Señorío Compostelano, haciendo pleito homenaje, a Fr. Berenguel, reconociéndole como a su Señor y sujetándose a su mandato y voluntad. Una situación tan deplorable para Galicia no podría prolongarse mucho tiempo. 188.-Sus haciendas, vasallos, etc. Una rendición en toda regla, siendo prisioneros los que se salvaron del incendio y la matanza. 189.-Que además de devolverle sus bienes le señalase el Arzobispo un sueldo a Sánchez Ulloa ya no es posible nos lo haga creer el autor de esta Crónica. Queda ya dicho por el mismo que a este noble caballero, que era de la nobleza principal e independiente de Galicia, lo había hecho su vasallo el vencedor, perdonándole la vida pero conquistándole sus bienes con gran piedad y misericordia. De estas devoluciones de bienes ya hemos tratado con sospechas en las conquistas de Chapa y de Fervide. La política de Fr. Berenguel y la de su cronista que indudablemente escribió al lado suyo, consistían en la gran apariencia de generosidades y virtudes que no aparecen por ninguna parte a poco que sondeamos estas cuestiones históricas, en el terreno de los hechos realizados. Hernando del Castillo dice acerca de Alvar Sánchez, rico-hombre gallego que no obedecía a otro señor que al rey:<> lo cual puede traducirse así: le perdonó la vida.... robándole por fuerza de armas, a sangre y fuego, todos sus dominios y bienes que estaban fuera del señorío de la Iglesia Compostelana, y hasta quitándole la libertad de su persona pues hízole criado y siervo y le señaló el sueldo y ración necesarios para que pudiese vivir. Lo mismo que había hecho, sin duda alguna con la poderosa familia de los Suárez de Deza, o Churruchaos. <> Así se iba preparando el tiempo en que debía reinar D. Pedro I tan amado del pueblo gallega como aborrecido del clero compostelano. La nobleza de Galicia en general, ha defendido hasta el último trance el trono del asesinado en Montiel por amor a su justicia, pues en tanto conspiraba el clero en casi todas las diócesis, especialmente en la de Santiago, que era la usurpadora, los usurpados recibían y agasajaban al rey que venía huyendo, en Monterrey, que era de los Sánchez de Ulloa, progenitores de los condes de aquel título. De los Suárez de Deza o sea de los Churruchaos se honran hoy en descender los duques de Feria, condes de Fuente-Sauco y Villalonso y los marqueses de Guadalcazar, Villanueva de Cañedo, de la Mota y Priego, con otras varias ramas en Portugal en donde estuvieron proscriptos después de los asesinatos del Arzobispo D. Suero Gómez y Dean Perálvarez en la catedral de Santiago, cuarenta y seis años después de estos sucesos, como ya hemos anotado. 190.-Nótese que de esta vez no visitó, ni rindió su tributo de gracias al Apóstol Santiago en su Basílica y adviértase mucho que nada se habla en esta Crónica de los prisioneros en estas campañas. Probablemente en la Rocha fuerte quedaban unos y otros, porque en Santiago no los consideraba seguros. ¿Qué era a la sazón del obispo de Lugo D. Rodrigo? ¿Continuaba en Santiago auxiliando a su aliado y metropolitano con sus tropas de guarnición, o se había partido a Palencia para asistir al Concilio? 191.-Ciertamente que en estas solas lineas, el autor de esta Crónica describe la anarquía en que el clero y la nobleza tenían sumido al pais hacía largos años. 192.-Creemos que sea este el Rodrigo Sorge que se cita entre los asistentes al pleito-homenaje celebrado en el monasterio de Ante altares el 28 de Septiembre de 1320. Hernando del Castillo llámale, sin duda por equivocación, Rodrigo Soba. El que nosotros creemos ejerció de Pertiguero Mayor interino, Fr. Gonzalo de Saz, ( o sea el A. probable de esta Crónica) tenía que cesar en este cargo por acompañar a Palencia al Arzobispo. 193.-De 1321. El Concilio de Palencia se había convocado y reunido por el Cardenal Guillermo el día 8 de Abril, hacía más de seis meses. 194.-Parece, en efecto, confirmarse el justo temor que tenía entonces Fr. Berenguel a las emboscadas de sus enemigos, viajando bien prevenido y escoltado de todo un ejército. 195.-¿Será un error de copiantes decir Auriense en vez de Lucense? No lo creemos porque tanbién el cronista dominico tantas veces repetido dice que acompañaba a Fr. Berenguel el obispo de Orense, que, según Muñoz de la Cueva se llamaba D. Gonzalo Pérez de Novoa y según se colige se le pudo reunir como aliado en la guerra contra Alvar Sánchez de Ulloa cuyos estados eran limítrofes a su diócesis, o también, quizá, se le reuniría en el camino. Del obispo de Lugo D. Rodrigo no se puede sacar noticia alguna en esta Crónica. De los demás obispos de Galicia ninguno asistió al Concilio en este tiempo. El de Mondoñedo ocupábase con su ciudad <> haciendo un convenio para levantar las murallas de la misma población por cuenta del Concejo. El de Tuy, D. Juan Fernández Sotomayor, dice Sandoval que era de la familia de los Churruchaos y en esta ocasión parece que prestaba obediencia al rey de Portugal y no al de Castilla y espiritualmente dependía de la diócesis metropolitana de Braga por no caer en las manos piadisas del Arzobispo de Compostela. Todos los prelados, pues, de nuestras regiones del Noroeste andaban a la sazón muy ocupados en sus luchas con los pueblos y hasta el de Oviedo, D. Fernando Alvarez acababa de tomar por la fuerza de las armas los dos castillos de Burón y Cancio. 196.- No dice más el texto: pero ya se sabe es el cardenal Fr. Guillermo Petri, legado Pontificio. 197.-Este Concilio de Valladolid, en donde estaba la corte, pudiera llamarse continuación del de Palencia, o quizá considerarse, el segundo, convocado por el cardenal Fr. Guillermo; pues ya queda dicho que, en Palencia, tuvo lugar la reunión de un Concilio de muy poca resonancia (8 de Abril) por haberse hallado en el insuficiente número de prelados de estos reinos, apesar de las amonestaciones y censuras del Legado y del propio Pontífice Juan XXII. Sin embargo mejor le cuadra el título de Cortes de los Reinos al uso de aquellos tiempos. Fr. Hernando del Castillo en su Historia de la Orden de Predicadores se expresa en los siguientes términos acerca de todas estas negociaciones:<> Después de referir Castillo la reunióm del Concilio de Palencia, tratando de la llegada de Fr. Berenguel siete meses después, continúa: <>etc. Toda esta larga relación de Castillo afirma estas dos opiniones nuestras: 1°.-El arzobispo de Santiago Fr. Berenguel continuaba desempeñando un papel desairado y muy inferior en la política de Castilla y Roma. 2°.-Apesar de los elogios de este Códice ni brilló como el sol en el Concilio de Palencia, ni influyó siquiera en él, ni tomó parte en las vistas, ni con su consejo y dictamen se acordaron las Cortes de Valladolid, ni de Palencia salieron el Legado y los prelados con él, sinó él con el Legado y aún quizá separadamente porque el Legado no hizo reparo alguno de Fr. Berenguel y celebró las Cortes con sus obispos a las cuales no concurrió el desairado Arzobispo de Santiago ni entró siquiera en Valladolid, quedándose en Mucientes con su numerosa comitiva, y dos obispos sufragáneos suyos que quizá el despecho le hizo retener a su lado. 198.-Esta Crónica no indica la fecha cierta, y Fr. Hernando del Castillo la ha errado muy gravemente volviéndose atrás en los años pues pone la fiesta citada de la Resurrección en 1320. Téngase por seguro, que Fr. Berenguel permaneció en Mucientes desde mediados de Diciembre de 1321 hasta Abril de 1322. ¿Qué hizo en estos cuatro meses sin entrar en la corte, sin iluminar con el sol de su inteligencia aquella asamblea de prelados y negando su concurso y hasta su obediencia al cardenal Legado y a las probables escitaciones de la reina Doña María de Molina? Fácil es sospecharlo si se tiene en cuenta que en aquellas Cortes de Valladolid fue confirmado en su tutoría su más cruel enemigo el Infante D. Felipe, y con esto, estallando su mal encubierta ira contra su compatriota y hermano en la Orden el Legado del Papa, se conoce puso todo su empeño en destruir su política, echarle de España y recuperar él su perdida Legacía. Lo que se calla en esta Crónica se adivina perfectamente sin temor de equivocarnos, podemos asegurar que Fr. Berenguel, (que nada tenía que buscar en la Corte, y que sin embargo no regresaba con su numerosa gente a Compostela) esperaba sin duda, en Mucientes la resolución de algún negocio importantísimo. Esto no podía ser otra cosa que la vuelta de sus embajadores enviados a Roma con sus pliegos para el Papa, y no habría ido el mismo por no llamar la atención del cardenal Guillermo. Fr. Berenguel debió quejarse muy amargamente de su desautorización en los Concilios y en las Cortes donde vencían y le humillaban sus enemigos, recordaría al francés Juan XXII que él, como general de la Orden dominica, después de rehabilitada y reorganizada ésta, había influido notablemente en su elevación al Pontificado; después le había ayudado en las negociaciones de la paz en Francia; luego le había servido en España en lños arreglos de la guerra de Granada y en las compensaciones al pusilánime Infante de la Cerda, cuando por premio le abandonaba ahora en el mayor descrédito y con notoria ingratitud. El Papa Juan XXII debió escuchar benévolamente estas quejas; pero no hallando razón alguna para destituir al cardenal Guillermo, cuyos trabajos agradaban la romana curia, pensó en otra Legacía para Fr. Berenguel y despachó a los emisarios con sus letras apostólicas acreditándole cerca de la corte de Portugal, dando motivo a ello (que nunca faltan motivos), las antiguas cuestiones que movía, con daño y escándalo público, la familia reinante en aquel pais. Bien que el Arzobispo de Santiago llegó ya muy tarde y la gloria de la paz en aquel reino perteneció por entero a Santa Isabel. 199.-He aquí una sucinta descripción del estado político de Portugal cuando el Papa Juan XXII se vió casi obligado a enviar por Legado a Lisboa al arzobispo Berenguel, más por alhagar su vanidad que porque hiciesen falta sus buenos oficios. El rey D. Diniz (Dionisio) que tenía a la sazón sesenta y un años y la reina Santa Isabel su esposa, hija del rey de Aragón D. Pedro III, que contaría cincuenta y cinco, eran abuelos del rey de Castilla Alfonso XI, por parte de su madre Doña Constancia, mujer de Fernando IV el Emplazado, fallecida en 1313. Las relaciones entre estos abuelos y la reiña Doña María de Molina, abuela también y tutora de Alfonso XI, no fueron nunca cordiales y aunque no rompieron guerra, bien supieron los portugueses aprovecharse de la ocasión de los disturbios ocurridos en estos reinos para tomarse el botín que pudieron. Por la parte de Galicia se habían anexionado todo el obispado de Tuy, y al principio de esta Crónica hallamos a D. Dionisio con su corte y sus obispos en Pontevedra ayudando a Fr. Berenguel y excitándole, quizá, a formar con su señorío parte de la monarquía lusitana. Las visitas de Santa Isabel a Galicia fueron muy repetidas. En Compostela se la conocía con el único nombre de la rainha, según parece por la tradición. Tenía treinta y un años en este tiempo el príncipe heredero de Portugal D. Alfonso, estaba casado, tenía un hijo y se impacientaba por reinar; pero D. Dionisio tenía también otro hijo llamado D. Alfonso Sánchez a quien mucho quería y de quien se celaba el primogénito, hasta el punto que sus impaciencias y odios se tornaron en abierta rebelión contra su padre. Levantaron ambos sus ejércitos y después de algunos reencuentros y hechos de armas, en Coimbra, en Santarem, en Alvarán, cerca de Lisboa, etc. reestableciose la paz entre el sexagenario monarca y su heredero <>. Esto dicen las historias portuguesas sin agradecer a Fr. Berenguel, ni al Papa Juan XXII, (ni nombrarlos siquiera) los arreglos de esta paz. Esta misma Crónica nos manifiesta que <>. 200.-<>. 201.-Parece como que se pretende en esta Crónica indicar que la llegada de Fr. Berenguel, solo la idea de su presencia o por amistad o por miedo a este legado influyó en el arreglo político de las cuestiones sangrientas habidas entre el rey de Portugal y su hijo en tres o cuatro reencuentros. Nada más inexacto. Estas cuestiones eran ya antiguas. El P. Mariana pone en 1317 el comienzo de la guerra civil en aquel reino apoderándose el principe D. Alonso de las ciudades de Coimbra y Oporto. En 1319, después de las Cortes que dice de Valladolid (mejor de Medina del Campo) en las cuales se halló Fr. Berenguel publicando la bula en concesión de las tercias de Castilla para la guerra de Granada, dice que la reina tutora doña María partió inmediatamente para Ciudad Rodrigo a tener vistas con el infante D. Alonso de Portugal, su yerno, y hacer las amistades entre él y su padre. El mismo cronista dominico Fray Hernando del Castillo no puede menos de confesar que a Santa Isabel se debe por entero la pacificación del reino portugués. <> etc. (Hist. cit. tom. II, cap. XXXVIII, página 62). 202.-Todavía se hallaba, sin duda, D. Dionisio al frente del ejército; pero de que acompañaba a Fr. Berenguel no se da aquí noticia alguna. 'Lo había despedido en Mucientes al emprender el viaje a Partugal o se hizo aún acompañar de aquella lucida y costosa escolta por las tierras portuguesas? ¿Qué habrá sido de los dos obispos sufragáneos suyos, que con él residían también en Mucientes, el de Orense y el de Coria? ¿Se quedaron en el Concilio de Valladolid o se habían retirado a sus diócesis? 203.-Desde el 18 al 27 de Mayo. 204.-O sea el príncipe más tarde rey D. Alonso IV, llamado el Bravo. Mucho nos llama la atención el tiempo que empleó Fr. Berenguel en su viaje desde Santarén a Oporto, ¡nada menos que 37 días! El cronista no nos dice las circunstancias de este viaje, pero nosotros suponemos que el Legado habrá pasado a Lisboa y llegó a Coimbra a visitar a la reina Santa Isabel.Otra cosa de gran importancia nos debe callar aquí el apologista del Arzobispo de Santiago, por saber que se trata de un grave delito cometido por este francés contra los reinos de León, Galicia y Castilla y muy especialmente un verdadero crimen, un despojo llevado a cabo de los honores, privilegios, bienes y grandezas de su propia Sede Metropolitana, de su Santa Sede de Compostela! ¡Que este Siervo de Dios que tanto empeño había puesto en apoderarse del Santuario, vendiese ahora en el extranjero a muy bajo precio sus grandes prerrogativas! El francés era capaz de todo lo malo. En estos 37 días, cuyo empleo nos oculta el A. de esta Crónica, debió hacer algo Fr. Berenguel que no fue propio para su alabanza, ni agradó al cronista: esto es presidir el Capítulo general de la Orden de Santiago, portuguesa, para concederle con facultad del Pontífice la definitiva separación del Gran Maestrazgo de Castilla en cuanto a sus bienes, y en cuanto a su título y regla dar por suprimido el primero y modificar la segunda, instituyendo en lugar de la antigua y española Caballería de Santiago, la actual Orden portuguesa de Cristo. Ya el rey D. Dionisio por sus repetidas instancias había conseguido del Pontífice Nicolao IV, en 1288, que la referida Orden militar de Santiago en Portugal fuese exenta del Maestrazgo de Castilla, exención o más bien separación absoluta que fue por largos años combatida por la corona castellana, hasta que ahora, en 1322, al fin, y con motivo de haberse presentado el Arzobispo de Compostela como representante del Papa en aquella Corte se instituyó definitivamente en lugar de la de Santiago y para evitar contiendas, la citada Orden de Cristo, agregándosele los cuantiosos bienes que en el reino portugués habían pertenecido a los caballeros del Temple, Orden suprimida en 1311 en el concilio general de Viena, en el pontificado de Clemente V, como queda dicho. ¡Qué coincidencias se hallan en la historia! Un arzobispo de Santiago ha sido, pues, quien suprimió la Orden militar del patrón de España haciendo traición a los intereses y glorias de su Santa Iglesia! Los nuevos caballeros de Cristo tuvieron su primera Sede en Castro Marín, siendo trasladados después para Thomar. 205.-Desde el 3 de Julio al día 7 del mismo mes. 206.-A primero de Junio había fallecido en Valladolid la reina Doña María, creciendo con esto en poder el Infante D. Felipe. Así se comprende como Fr. Berenguel seguía camino recto a Compostela sin presentarse en la Corte, la que nunca fue afecto. 207.-A 25 de Julio de 1322. Parece por el texto, que hasta entonces había durado el entredicho en el templo y que éste se halló cerrado al culto hasta que se pronunció la absolución general el día de la víspera de la solemne fiesta de Santiago. 208.-¿Serían estas oblaciones en dinero, hechas al Arzobispo, los tributos señoriales tantos años debidos,o algún género de impuestos, rescates y multas para obtener el perdón de sus culpas los inclusos en la rebelión de Santiago? ¿Empleose el dinero de estas ofrendas en la construcción de la Cabeza de plata? 209.-Es muy de notar que habiendo sido tres los frailes dominicos que acompañaron en todas sus empresas y aventuras a su antiguo general D. Berenguel, sólo aquí se nombran dos al entregar la cabeza de Santiago Alfeo extraida por los tres compañeros, con otras varias reliquias, de la catedral, después del sitio que sufrieron en ella en los años anteriores. Esto denota que el que falta aquí por apuntar, esto es, el prior Fr. Gonzalo de Saz, es el que escribe la Crónica. 210.-Aquí aparece el hermano Prior a quien tenemos por autor de esta Crónica, pero se calla humildemente su nombre, aunque siguen los de Hugo y Bernardo sus compañeros. 211.-El 25 de Diciembre de 1322.¿Duró, pues, la construcción de la cabeza o busto de plata desde el mes de Julio, cinco meses justos? Esta teca debió ser verdaderamente admirable en aquel tiempo, o, aún en el actual honra sobremanera a los artistas compostelanos del año 1322. En esta alhaja de tamaño algo mayor que el natural de medio cuerpo humano, de plata repujada y dorada, excepto el cuello y rostro de la figura que tiene cubiertos con encarnación.El cabello, barba y cejas, están dorados también. La imagen viste túnica ricamente orlada y sobre ella lujosa capa, asimismo bordeada con anchas fajas de primorosa hechura, sujeta al pecho con un gran broche de cristal de roca en forma de venera o concha y sobre la cual se ve una cruz de la Orden militar de Santiago esmaltada en rojo. Todo el ropaje está tachonado de piedras preciosas como rubíes, topacios, esmeraldas, zafiros, jacintos, ópalos, ágatas, cornerinas, crisoprasas, aguas marinas, etc. También se han incrustado en este busto algunos camafeos de la época clásica y entre ellos uno griego notabilísimo, y variadas piedras talladas en hueco. El estilo general de la efigie respecto a la escultura, es un tanto brutal y fiero en el rostro, pesado en el cuerpo y con grandes imperfecciones en el dibujo. No obstante, la fisonomía parece como que se ha querido copiar de las razas de Oriente, es muy viva. Esta notable obra de platería ha sufrido algunas modificaciones, entre las cuales aparece la agregación de un alto nimbo ojival con tres órdenes de rayos enlazados con ondulantes y caprichosas cintas de plata, obra elegante y de mucho gusto, pero que carece de las piedras preciosas que debió tener, si existió un nimbo primitivo, según costumbre de su tiempo y para igualarse con el busto. De todos modos, esta nueva aureola no es más posterior que un siglo, cuando más; y aún nos inclinamos a creer que D. Fr. Berenguel la dejaría en proyecto y por lo tanto nunca tuvo la cabeza otro anterior a éste. Son, también, obras posteriores a Fr. Berenguel la peana o pedestal sobre que descansa la figura, cuadrada con cornisas y molduras, cartelas y adornos en dos frisos del Renacimiento, siglo XVI; las ricas andas o camarín de plata, sin dorar, que se fabricaron también quizá en el mismo siglo, y que consisten en cuatro delgadas columnas que sostienen una cúpula cuadrada con cintas y adornos de plata sobre fondo de terciopelo carmesí, rematando en una imagen ecuestre del Apóstol (agregación todavía más moderna) y cuatro faroles de forma piramidada que alumbrarían los ángulos de este sencillo templete, el cual sirve para conducir en las procesiones claustrales a esta reliquia. También es una agregación el preciosísimo collar que hoy rodea la garganta de la imagen, argolla de oro de dos centímetros de ancho y de cerca de veinte de diámetro, sujeta por detrás con una cadenilla también de oro. En un principio esta argolla estaba dividida en dos piezas, unidas por charnelas. Del centro de este collar pende un gran trozo ovalado de cristal de roca. A lo largo corre en letras alemanas la siguiente inscripción, que está repetida en cada pieza: <> Esto es: <> Este collar es famoso en la Historia por ser una ofrenda hecha al Santo Apóstol por el caballero D. Suero de Quiñones que lo llevaba << en el brazo derecho cerca de los morcillos, su empresa de oro, ricamente obrada, tan ancha como dos dedos con letras azules alrededor, en su paso honroso del puente de Órbigo en 1434, en que defendió su entrada hasta dejar rotas 166 lanzas. (Crónica de D. Alvaro de Luna, edición de Madrid de 1784, al fin, puede verse el extracto del acta que extendió de aquel hecho hazañoso el escribano Pero Rodriguez Delena). Ensartado en la argolla se ve, además, un clavillo compuesto de un hermoso jacinto rodeado de cinco gruesas perlas, joya que el docto canónigo de la catedral de Santiago D. Antonio López Ferreiro dice:<> El mismo erudito nos dice (es archivero notabilísimo de la misma catedral de Santiago), que <> Descrita ligeramente la alhaja vamos a ocuparnos de las reliquias que contiene. Este Códice sólo dice que allí se halla la cabeza de Santiago Alfeo, puesta por las manos propias de Fr. Berenguel a la vista del mismo autor; y a Santiago Alfeo (y otros quieren que a Santiago el Mayor con sus atributos de cruces y veneras) ha pretendido representar en su busto de plata el arzobispo francés fray Berenguel de Landoria. Pero el caso más curioso es, que dentro de estya teca de plata hay variedad de reliquias. <> ¿Son estas las reliquias que Fr. Berenguel ha encerrado en el busto de plata? ¿No fue solamente una cabeza, como dice en este Códice el autor, testigo presencial y aún uno de los tres que hurtaron estas reliquias del templo de Santiago? ¿Cómo aparecen quemadas o calcinadas? Respecto a si estas reliquias son las mismas que encerró en el busto Fr. Berenguel nadie puede afirmarlo ni negarlo, por no existir documentos en que apoyarse, y si alguno existe es esta Crónica que sólo nos habla de la cabeza de Alfeo, pero no de otros restos humanos. No obstante aparece, de otras noticias recogidas, que con el motivo de encerrar estas reliquias en su busto de plata, Fr. Berenguel envió a la reina de Francia Juana Evreux, esposa de Carlos IV el Hermoso, uno de los fragmentos, que en aquella corte se consideró como un dedo del Apóstol Santiago, y por este regalo la citada reina fundó en París un hospital para los peregrinos que de toda Europa concurrían entonces a Compostela, y puso esta preciada reliquia en su pequeña iglesia. Esto indica que no era sólo la cabeza de Alfeo lo que encerró en este busto Fr. Berenguel, aunque si la parte más principal y conocida. Muchas veces debió reconocerse interiormente este relicario. El Sr. canónigo Ferreiro halló dentro de él monedas del tiempo del Arzobispo D. Juan García Manrique de fines del siglo XIV; y así como se han echado las monedas pudieron también añadirse las reliquias. Son tantas las fábulas y tantas las contradicciones que se han sentado acerca de esta cabeza misteriosa que no es fácil decidirse en la cuestión de la variedad de reliquias que hoy contiene el busto. Castellá Ferrer en el libro III, fol. 230 de su Historia dice que habría unos treinta y tres años, (este autor escribía en 1610, y así resulta el caso en 1577) viniera a la catedral de Santiago el obispo de Tuy, Sanmillán, y que habiéndole mostrado el cardenal Juan Ruys de Durana las reliquias que están en el tesoro y entre ellas la cabeza de Santiago Frater-Domini, le pareció imposible al obispo que la fuese y dijo sería de algún otro santo, porque la de Santiago la habían hecho pedazos con un palo de lavar lana, y aún se le ofrecieron dudas sobre quien la pudiera traer. Enojose el cardenal y mandó venir a un platero, quien al punto la desencajó y apareció toda entera y hundido el casco hacia adentro por la parte del cogote del golpe que le habían dado con la porra de lavar lana; visto lo cual el obispo se postró en tierra y con muchas lágrimas se acusó de su incredulidad.>> En este pasaje Castellá Ferrer que, como se sabe, escribió su Historia subvencionado por el Cabildo, (por lo cual goza de autoridad en ciertas noticias) mantiene la creencia de una sola y completa cabeza; gran error ya del todo desvanecido actualmente. ¿Por qué están quemadas o calcinadas estas reliquias? Este punto es importantísimo para nosotros en la ocasión presente, pues se trata de averiguar si en el cerco que los compostelanos, pusieron durante trece días, al Arzobispo Fr. Berenguel en la catedral de Santiago, además de los diarios combates hubo incendio en alguna parte del templo, quemándose estas reliquias con su caja que estaba, según se dice, en un lugar abandonado, razón por la cual, salvándolas del incendio, las llevaron los tres frailes dominicos Gonzalo de Saz, Bernardo y Hugo. He ahí la razón que hallamos para explicar como en el busto de plata, mandado construir por Fr. Berenguel como una especie de desagravio, aparecen los huesos calcinados, no sólo de la cabeza de Santiago Alfeo, sino fragmentos varios y desconocidos recogidos del tesoro antiguo de la Iglesia entre las pavesas del incendio. ¿Fue, en efecto, como creemos un desagravio la procesión de Navidad de 1322? Las noticias acerca de la adquisición hecha de la cabeza en Jerusalen, por el famoso arzobispo de Braga D. Mauricio; de su depósito primero en la iglesia de San Zoyl de Carrión, de su traslado por la reina Urraca en una caja de plata a la basílica de San Isidoro de León y su regalo, después, a Gelmirez obispo de Compostela en 1117, se registran en la Historia Compostelana libro I, capítulo CXII (España Sagrada tomo XX, página 221 y 222.) 212.-Con esta torre son ya tres las que levantó o concluyó Fr. Berenguel. La primera, llamada Trinidad, sobre el antiguo fincapié de los olivos o estribo del pórtico de las Platerías, llamada hoy Torre del Reloj terminada en 1680. Por donde corre ahora la moderna cornisa y balconada del primer cuerpo de la referida fortaleza. La segunda llamada Berenguela se levantó apresuradamente sobre la intersección del crucero del templo y se hubo de derribar más tarde en aquel mismo siglo para comenzar la obra de la cúpula actual. Y la torre tercera es la que aquí se indica entre la Iglesia y el Palacio. 213.-Benedicamus Domino. Deo gratias. Amén. Qui scripsit scribat semper cum Domino vivat.Amén.-Finis